Capitulo 36: La mejor cara

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Actualización de los miércoles 😊

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— ¡Eso es carajo! Al fin despertó la hija de puta en mi amiga. No sabes lo orgullosa que estoy de ti. Pusiste a esa perra en su lugar.

Sonreí sin poder dejar de mirar la portada de la revista. Era como un sueño, un hermoso sueño. Soriana agarró la revista y emocionada comenzó a leer la entrevista que le hicieron a Salvatore.

— ¿Sabes lo que Salvatore respondió cuando le preguntaron quién eras tú? Dijo que no sabía cuándo ni cómo, pero estaba seguro que en algún momento serias su esposa.

— Eres una mentirosa.

— Anda, léelo tú.

Lo leí con mis propios ojos y no pude evitar llorar de emoción. Entonces, no era solo un pasatiempo ni un amor de rato; Salvatore quería que fuera su esposa a pesar de su pasado, a pesar de Camila. Ese día quería ir a sorprenderlo, besar sus labios y decirle que no importaba cómo haría que su amor por mi valiera la pena. Luego de dejar a Soriana en su casa y prometer pasar por ella la mañana siguiente, me detuve en una tienda de bebés. Quería comprarle algo al bebé de Alicia, de alguna manera hacer las paces con ella y también enfrentar mi miedo y mi realidad ante todo lo que tenía que ver con la maternidad. Había muchas cosas monas. Me acerqué a unos móviles para cunas muy bonitos y con un nudo en la garganta los miré sonriendo tenue.

— ¿Puedo ayudarla en algo? ¿Busca algo para su bebé?

Negué con la cabeza

— No..., no tengo bebés. Busco algo para otra persona. Está esperando a su primer hijo y me gustaría regalarle algo especial.

Estar en aquella tienda era como estar en una alberca muy profunda sin saber nadar. Sentía que me ahogaba. Sentía que todo aquello, las cunas, los peluches, los juguetes eran como cuchillos todos apuntando hacia mí. Opté por llevar un lindo osito de peluche en una bolsa dorada y salir de ahí corriendo. Mientras manejaba me pregunté si llegaría el momento en que Salvatore quisiera tener bebés. Si ese momento llegaba yo simplemente dejaría de ser la mujer para él. No importaría el amor que sintiera, cuánto me desviviría por el, mi útero no podría llevar dentro un bebé suyo. Derrame una lágrima que rápidamente sequé al abrir la puerta de la casa de Alicia. Ella apenas pudiendo caminar sin sentir dolor en la espalda se acercó y abradándome feliz comentó.

— He visto las revistas, no sabes cuánto me alegro por ustedes. Te dije que no todo es gris en la vida, podrán ser felices, y tú dejarás de creer que no tienes derecho a a ser amada.

— Esto es para tu bebé — Dije dándole la bolsa dorada

— Ay gracias, que lindo detalle. Es el primer regalito que tiene el bebé.

— Iré a descansar un rato. En la tarde iré a...en fin solo descansaré un rato.

— ¿Estás bien?

— Si

— ¿Segura?

— Mamá.... ¿Qué se siente estar embarazada? ¿Como se siente llevar un bebé dentro?

— ¿Por qué preguntas eso?

— Nunca lo sentiré, al menos deseo saber que se siente.

— No digas tonterías, serás madre algún día estoy segura.

Apreté los dientes y luego de quedarme callada por unos segundos respondí.

— Metieron un gancho en mi vagina y con eso me hicieron abortar. Me destrozaron el útero, Alicia. El médico me dijo que de quedar remotamente embarazada, no aguantaría más de dos meses de gestación.

Para no decirte adiós  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora