Había una luz que me congeló por completo. Caminar hacia ella me daba miedo pero al mismo tiempo me daba calma. No veía a nadie más que yo; noté que cada vez que me acercaba más a esa luz más se me olvidaba vivir. Me sentía bien en ese lugar. Había paz, silencio y claridad en mi corazón. Nada de lo que me pasó afectaba mucho en aquel lugar. Asustaba..., realmente asustaba aquella luz blanca y luminosa porque tenía la sensación de que una vez la cruzara, jamás podría volver. Deseaba quedarme allí, era otra persona, me sentí bien conmigo misma y el amor de Salvatore no quemaba mi alma, más bien había desaparecido. No solo su amor, también desaparecio todo sentimiento en mi corazón. Era como si estar en ese lugar me hubiera arrebatado el deseo de sentir, de conocer la felicidad. Estaba en paz, pero tampoco sentía que vivía en ese lugar. Entonces, al mirar hacia atrás y verme a mi misma pálida, en una cama postrada con mi madre a mi costado derramando lágrimas desconsoladas, comprendí que estaba a punto de conocer la muerte. Quizá era lo mejor, tal vez era lo que necesitaba para estar en paz pero dejarla a ella..., sería la mayor crueldad en el mundo. No la dejé..., volví a sentir, sentí dolor y mis ojos al abrirse, y experimentar esa tristeza y angustia en mi corazón comprendí que había vuelto a la vida, a la cruda y dolorosa vida. Estaba enojada, ella pensaba que me había salvado y en lugar de eso solo me había arruinado la vida..., otra vez.
— Aitana, ¿cariño cómo te sientes?
Cansada pero indignada al mismo tiempo resoplé.
— Cada vez que intentas hacer algo bien, terminas jodiendo todo.
— Aitana por favor, no te alteres.
— No me has salvado, me has jodido la vida.
— Me duele que prefieras morir a abrirte conmigo. Te amo, no sabes cuánto Aitana. No entiendes que si mueres, yo muero contigo.
— Déjame sola, vete.
Alicia negó con la cabeza y mirándome con dolor y preocupación preguntó.
— ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me dijiste nada?
— No se de que hablas
— Te examinaron y no sólo abortaste recientemente un bebé que no sabía de su existencia, también esos resultados reflejaron rastros de violencia sexual.
Mis ojos se llenaron de lágrimas pero no dije nada. Solo bajé la mirada y la vergüenza me carcomía. Quería parecer fuerte pero la verdad era que me estaba derrumbando. No quería que ella se enterara jamás de lo que Ryan hizo conmigo porque ahora no solo tendría su lastima, ahora ella tendría una culpa más en su espalda.
— Responde por favor.
— No tiene caso
— Si lo tiene. Eres mi hija, no confiaste en mí y yo me siento la madre más inútil del mundo porque nunca me di cuenta de nada a tiempo.
— Ryan me viola desde que tengo doce años. — Tragué saliva — ¿Contenta? Ahora déjame por favor.
— No se quedará así, te lo prometo.
— Mamá, no hagas ninguna tontería. Si no sabías nada era porque así yo quería que fuera. Era eso o que Ryan terminara matándote a ti y a tu bebé. Al menos mi existencia sirvió para salvar a otros. Esa es mi vida salvar a otros pero aún no existe nadie que me salve a mi y la verdad, creo que ya no importa nada que lo hagan.
El rostro de Alicia cambió y ese rostro pocas veces lo había visto en ella. Rabia, odio, enojo y deseos de venganza era lo que había en su mirada. Le hice prometer que no haría nada pero aunque aceptó, estaba casi segura que haría todo lo posible por hacer pagar a Ryan. No dejaba de llorar, de sentirse culpable y eso a mi me hizo sentir terrible.
![](https://img.wattpad.com/cover/278766307-288-k233887.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Para no decirte adiós
RomanceA pesar de tenerlo aparentemente todo, dinero, una familia de alcurnia con un buen apellido al ser adoptada por Alicia, la vida de Aitana era un infierno vivirla. Encerrada en si misma, llena de frustraciones y traumas del pasado se ve enfrentada a...