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La voz de Jihoon aún estaba dentro de su cabeza, Jeonghan la escuchó mil veces mientras sentía las fuertes manos de los lobos sosteniéndolo. Había vivido esa escena antes, las desconocidas manos tocando su cuerpo con tanta fuerza hasta dejar marcas, el dolor de su cuerpo y el cansancio mental atosigándolo a cada segundo. Su difusa mirada se posó sobre el único alfa en la habitación, este se trepó encima mientras le arrancaba la ropa a tirones, ni si quiera lo llevó a una habitación, solo lo lanzó sobre la mesa y lo aprisionó allí.

Sintió el hombre entre sus piernas y como lo tocaba con sus grandes manos, era desagradable, asqueroso, y quería hacerlo llorar, pero no lo hizo, porque su mirada y su cabeza estaban puestas en Jihoon, y en como él se mantenía siendo sostenido por dos hombres que intentaban desvestirlo de la misma manera, tocándolo como Jihoon odiaba ser tocado, pero al menos él se defendía. Jeonghan quería ir con él y abrazarlo, decirle que no tuviera miedo porque se quedaría cerca. Acariciarlo como le gustaba.

—Eres un omega sin dueño.— Le murmuró el alfa sobre él tocando la parte sensible de su cuerpo, aquella que no entendía la circunstancia y seguía expulsando el lubricante natural. Su celo era desagradable y asqueroso. —Que lastima que no seas virgen. Me hubiera encantado. Un omega tan lindo no puede desperdiciarse.

Ah. Joshua había dicho algo similar cuando lo lanzó a la cama. Habían pasado pocos días desde que le dispararon a aquella persona, Jeonghan estaba débil y sin ánimos, estaba tan deprimido que ni siquiera comía, sus padres lo obligaban, Hoshi solo iba y lo acompañaba ayudándole a comer, y despues llegó Joshua. Cuando firmaron el acta de matrimonio todos celebraron. Menos él. Y cuando llegó la noche Joshua lo llevó hasta la habitación y lo lanzó a la cama. O quizás Jeonghan se acostó, no lo recordaba.

Y tal como ese alfa se trepó en él. Lo desvistió con un poco más de delicadeza. Y le sonrió. La sonrisa de Joshua no era buena, engañaba a todos, pero no a Jeonghan. Recordaba como Joshua no se desvistió, él solo se bajó los pantalones mientras lo tocaba, ni siquiera esperaba una respuesta de Jeonghan, él solo iba a lo suyo, olvidándose de él, como si no existiera como persona. De cualquier manera Jeonghan no hizo nada para evitarlo.

Joshua solo se acomodó entre sus piernas y le murmuró que era realmente hermoso, y que lo disculpara por no poder ser un hombre más paciente.

El dolor lo hizo gritar.

Cuando regresó en sí el hombre aún estaba sobre él, besando su pecho y tocándolo con las fuertes manos, presionando con fuerza.

Era gracioso. Jeonghan no lo quería adentro. Siempre dolía.

Miró a Jihoon recordando sus palabras, el mono aun luchando por su libertad. Quizás le gustaba eso de Jihoon. O quizás solo le preocupaba. No quería que él pasara por eso, no quería que sufriera. Porque dolía. Dolía demasiado.

Le pidió a Joshua que parara más de una vez. Le lloró, intentó golpearlo. Pro al final solo se rindió. Dejó que Joshua hiciera con él lo que quisiera, dejó que el dolor se expandiera por su cuerpo y dejó que pasara. Lo único que quería era que lo dejara de tocar, que estuviera lejos y cuando Joshua se corrió dentro, llenando su interior, supo que nunca iba a pasar. Joshua siempre estaría allí. Dentro.

La puerta se abrió de golpe y escuchó disparos. La habitación se iluminó cinco veces junto con los sonidos, apenas reaccionó.

Las chicas gritaron y el hombre sobre él se desplomó como una piedra que lanzó, lo quitó de entre sus piernas y pudo respirar.

¿Realmente se había acabado? ¿o solo era otro buscándolo a él? Reconoció el aroma.

—¡Hoshi!— Intentó ponerse de pie y dio un par de temblorosos pasos hacia el alfa, Hoshi lo miró con sorpresa y preocupación recibiéndolo al instante, lo abrazó con fuerza y solo allí Jeonghan pudo respirar.

—¡Estaba preocupado!— Le gritó su hermano. —¡¿no te lastimó?! ¡¿Metió su asqueroso ser en ti?!

Jeonghan comenzó a negar apresuradamente abrazándolo con fuerza. No le importaba si estaba vestido o no, solo quería salir de allí, y saber cómo demonios estaba Jihoon.

¿Por qué se sentía tan aliviado? Su cuerpo temblaba y cuando comenzó a llorar no pudo detenerse. Quería ocultarse del mundo bajo tierra, olvidar todo y desaparecer. Sus ojos se abrieron y comenzó a buscar a Jihoon con la mirada, y lo encontró en el suelo, jadeando con las piernas extendidas y un rostro cansado. Dino estaba con él hablándole de un par de cosas.

—Estoy bien.— Respondió Jihoon. —Los hubieras dejado un rato más, hasta que pudiera coger.

Oh, ese idiota... Quería golpearlo, golpearlo tan fuerte que le partiría el pito y el culo al mismo tiempo.

—Tú no te detienes ¿verdad?— Preguntó Dino.

—Solo me preocupaba Jeonghan.

Su corazón dio un gran salto y quiso correr hacia él. Pero Hoshi lo sostuvo.

—¡Tienes mucho que explicar!— Le dijo Hoshi. —¡Pero primero te llevaré a casa! ¡Y cuidaré de ti! ¡Y...Y...Y!— Hoshi bajó la cabeza con el rostro rojo a punto de llorar. Jeonghan lo abrazó.

La puerta volvió a abrirse dejando pasar a Seungcheol, un alterado y asustado Seungcheol.

—¡Jihoon!— Seungcheol lo puso de pie en un segundo. —Demonios, te llevaré a casa rápido, mira cómo estás... ¿Por qué me haces esto? ¿quieres que me quede sin amigo? ¡Eres horrible!

—Jeonghan...—Murmuró Jihoon y lo miró, Jeonghan sonrió repleto de alivio.

—Jihoon...— Lo llamó.

Quería ir con él y abrazarlo. Pero Jihoon solo entrecerró los ojos y bajó la cabeza. Despues los lobos de servicio comenzaron a entrar, y Dino tuvo que sacar a Jihoon y a Seungcheol. Ellos se fueron.

Touch [Jeonghoon] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora