➶ ໑ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟕 ᘒ ꒦ 🜸

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Después de todas las guerras que había vivido, ninguna se igualaba a la que estaba a punto de iniciar. Los pensamientos que pasaban por su mente al estar a punto de atacar junto con sus soldados, eran sólo órdenes. Obedecía a sus mayores cuando lo mandaban a guerras, al igual que en ese momento. Pero la única diferencia que había, era que esta vez, lo hacía con verdadera venganza. Jeno era fuerte, lo era. Y el gran orgullo que tenía lo hacía confiarse demasiado. Estaba al frente de cientos de soldados en ese momento y ni siquiera una pizca de miedo abundaba en él.

Lo único que sentía, era la adrenalina recorrer su cuerpo por las palabras que había soltado anteriormente. Pronto se dio cuenta que su corazón había hablado en voz alta.

Eran pocos en número, sí. Pero, aun así, no defraudaría a las personas del palacio.

Ni mucho menos a su Príncipe.

Jongin al escuchar las palabras de Jeno, se limitó a abrir los ojos y soltar una risita sin humor. "¿A qué rayos te refieres con lo del reemplazo? Niño engreído". Dijo Jongin mientras levantaba una ceja en son de enojo. Sin embargo, Jeno sonrió abiertamente e hizo que el caballo que montaba caminara un poco más al frente. "Eso no te debe importar en lo absoluto, pero, te lo diré. Ahora yo soy el nuevo guardián del Príncipe, lo cual significa que está en mi deber vengar lo que hiciste". Dijo Jeno con voz gruesa y en dirección al enemigo.

De inmediato, Jongin soltó una carcajada mientras negaba con la cabeza. "Con que eres el nuevo perro de ese imbécil. No me imaginé que me econtraría contigo, pero disfrutaré verte sufrir por igual. Te lo prometo". Dijo Jongin mientras poco a poco se dibujaba una sonrisa burlona en la comisura de sus labios, pero obviamente, Jeno siguió en su posición y soltó un suspiro. "Quiero verlo con mis propios ojos".

Luego de un momento, todo se quedó en un silencio abrumador, Jongin volteó hacia atrás viendo a su ejército detalladamente, asintió en acuerdo y después volvió a mirar a Jeno. "Al parecer tengo muchos más soldados que tú, niño bonito. Eso me da más ventaja... ¿No lo crees?". Dijo Jongin con voz autoritaria.

El mariscal de campo miró por unos segundos y después, al igual que su enemigo, observó detrás de él hacia su ejército. Era verdad, a leguas se veía la diferencia de número, sin embargo, Jeno sólo respiró profundo y volvió su vista a Jongin. "Eso no debería ser importante, así que, si no te importa... Comencemos esto ya, me estoy hartando de ver tu cara aún con vida".

En un movimiento de armas, todos los soldados se prepararon, Jeno sacó su espada y Jongin la suya, ambos en su propio caballo listos para atacar. El ambiente se hizo mucho más tenso, el nerviosismo se podía sentir en ambos lados. Jeno tenía planeado todo, pero a la vez no podía evitar sentirse presionado por las dudas que le carcomían desde hace un rato. ¿Cómo estará el Príncipe? ¿Cómo irá todo con el Rey y los gemelos? Cerró los ojos y después de un segundo, escuchó la voz grave de Jongin. "Cuando usted quiera... Mariscal". En ese momento respiró hondo y abriendo los ojos, gritó con la voz más fuerte que su garganta pudo ofrecerle.

"¡¡Ataquen!!"

Las pisadas de caballos indicaron que ambos ejércitos habían empezado a correr hacia su contrario. Cada uno de los soldados se enfrentó a otro, el sonido de cuerpos chocando fue impresionante. Las hojas de las espadas hicieron eco en todo el lugar y la sangre no iba a tardar en aparecer. Jeno se fue directamente hacia su único objetivo. Jongin. Sin mirar ni siquiera a ninguna parte, condujo al caballo directamente hacia él. Sin embargo, las luchas de los demás soldados hicieron que perdiera de vista a Jongin. Miró para todas partes, pero por su ingenua distracción, uno de los soldados enemigos llegó de golpe, haciendo que Jeno cayera de cabeza al suelo. El caballo fue atravesado por una espada y al instante cayó de cuestas al césped.

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