➶ ໑ 𝐄𝐩í𝐥𝐨𝐠𝐨 ᘒ ꒦ 🜸

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Después de que ambos salieran del reino, el cual antes era su hogar, pero por obvias razones, no lo era para Jaemin, con el simple hecho de estar al lado de Jeno traía consigo una gran felicidad. Amaba a ese hombre con todo su corazón, ese hermoso carácter, su risa y, por si fuera poco, tener a un hombre con él a su lado, hacia que muchas reacciones aparecieran en su cuerpo. En ese momento él mismo se relamió los labios al observar la espalda ancha del mariscal ser expuesta en toda su totalidad. Ambos se encontraban en un hermoso río que era adornado por árboles, césped y flores. Nadie habitaba por allí, debido a eso se encontraban totalmente solos.

Había pasado una semana desde que el palacio dejó de ser su hogar, ahora vivían en una amplia cabaña que el nuevo Rey les ofreció por al menos agradecerle al Príncipe Jaemin por darle ese importante puesto a su primo. El río estaba justamente a un lado de su casa, para su suerte, ya que había sido idea de Jeno ir a refrescarse un poco después del duro entrenamiento que habían tenido momentos antes. Jaemin se había vuelto mucho más bueno con la espada, casi al nivel de Jeno, pero, por supuesto, aún le faltaba aprender. Pero para vista del mariscal, el Príncipe ya estaba más que listo. Él por otro lado, se había dado cuenta que las guerras habían terminado, no era problema para él ya que sólo pensaba gastar su tiempo en Jaemin.

Era suficiente para él.

"¿Sabes? Me gusta cuando me miras así...". Murmuró Jeno en voz bajita mientras se deshacía de su camiseta, de verdad hacía calor y empeoraba después del entrenamiento. Jaemin apartó la vista de la espalda contraria y aclaró su garganta negando levemente con la cabeza. "Deberías ponerte algo o enfermarás".

"Jaemin...". Dijo el peliazul inclinando su cuerpo un poco más cerca, ya que en esos momentos el Príncipe se encontraba sentado en el césped. "Hace un calor sofocante... ¿Cómo me voy a enfermar con eso?".

"Tú me lo dijiste el primer día que me entrenaste...".

"Pero en ese tiempo hacía frío".

"Sólo digo que deberías ponerte algo, pero de acuerdo, no importa".

"Sí importa, a mí me importa todo lo que digas...". Jeno se puso en cuclillas frente de su novio y con una mano apartó los cabellos de la frente contraria. Jaemin sonrió ante lo dicho mientras desviaba su mirada a los fuertes brazos del mariscal. Inconscientemente con uno de sus delgados dedos empezó a acariciar las cicatrices que habían quedado cuando Jeno y Jisung fueron amarrados a los postes. Jeno al sentir aquello cerró los ojos y sonrió débilmente recordando ese día. El día en que estuvo a punto de morir, dos veces.

"No te arrepientes, ¿verdad?". Preguntó el mariscal hacia el Príncipe, quien desvió su mirada a aquellos ojos azules. "¿De qué?".

"De matar a tu padre, por mí...". Jaemin al escuchar aquello jaló del collar que colgaba del cuello contrario haciendo que ambos pares de labios se juntaran, Jeno de inmediato sintió su corazón acelerarse, eso pasaba cada vez que besaba a su amado de esa manera. Profunda y apasionada. El Príncipe fue bajando el ritmo de aquel beso y sonrió cuando Jeno se inclinaba cada vez más evitando que ambas bocas se separaran. Como pudo habló sobre el beso.

"Jamás me voy a arrepentir de ello, ya que así sólo conseguí tenerte sólo para mí. Conmigo, y eso para mí es suficiente".

Jeno frunció el ceño al ver como Jaemin se separaba para poder ver sus ojos, sin embargo, él quería seguir besándolo.

"Jaemin". Murmuró en voz bajita consiguiendo que el nombrado lo mirara justo a los ojos, ambos se sonrieron en el mismo momento y eso incitó a Jeno a seguir adelante. "¿Hace cuánto que no tenemos sexo?".

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