𝐅𝐄𝐈𝐍𝐃𝐄 | JJ Maybank

Capítulo 8

Los rayos del sol comenzaron a colarse por su ventana, provocando que abrirse lentamente los ojos.
Ayer, después de celebrar el cumpleaños de JJ, cada uno se fue a sus respectivas casas. Y acordaron que no volverían a beber más; aunque todos sabían que eso era completamente mentira.
Julieta extendió su brazo derecho para mirar su reloj; el cual marcaba las 18:00.

—Tiempo record.— bromeó, mientras lo volvía a posar en la mesita y alcanzaba un libro. Luego se acomodó en la cama y comenzó a leerlo.

Varias horas después, decidió darse una ducha y salir a surfear, por lo que cogió su tabla del garaje y caminó hasta la playa; ya que quedaba a pocos minutos de su casa.

—Vaya, vaya...— dijo, quitándose la camiseta y entrando al agua. —Que grata sorpresa.

—¿Julieta Thornton, se alegra de verme?— comentó en tono burlón el rubio, a la vez que colocaba su tabla al lado de la suya.

—Puede ser.— confesó, esbozando una sonrisa y, acto seguido, mirar al frente.

JJ negó con la cabeza y esbozó una pequeña sonrisa; mientras que, al igual que ella, se posicionaba en la tabla para coger la siguiente ola.
Ambos estuvieron un rato más surfeando y, más tarde, decidieron salir del mar.

—Nada mal, princesa Kook.— Se colocó la camiseta.

—Como vuelvas a llamarme así, te arrancaré la lengua.

—A sus órdenes, princesa Kook.

—Voy a llamar al circo, porque se les ha escapado un payaso.— dijo, a la vez que lo miraba.

El rubio le mostró el dedo corazón, mientras que ella hacía lo mismo.

—Julie.— la llamó. —¿Puedo llevarte a un sitio?

—Claro, pero tengo que ir a dejar la tabla a mi casa.

—Yo también tengo que dejar la mía, así que nos vemos aquí en 20 minutos.— dijo, mientras comenzaba a caminar hasta su casa.

—Me sobran 19 minutos.— bromeó, copiando su acción.

Dejó la tabla en el garaje, para luego subir a su habitación y darse una ducha rápida.
Al salir de ésta, abrió su armario y se quedó parada delante de él; como si mágicamente éste le fuese a elegir la ropa.
Finalmente, se decantó por un pantalón deportivo, que le llegaba sutilmente por encima de las rodillas, en tonalidad rosa y un simple top blanco, junto a unos playeros del mismo color.
Nada más prepararse, salió de la casa y caminó hasta el lugar donde, previamente, había quedado con el rubio.

—¿Vamos?— le dijo JJ, mientras se acomodaba el pelo.

Se limitó a asentir con la cabeza y comenzaron a caminar, hasta el supuesto sitio a donde el chico quería ir.
Después de andar varios minutos, al fin llegaron y la ojiazul se quedó completamente ensimismada, al contemplar la vista de ese lugar.
La había llevado a una especie de muelle, desde donde se veía perfectamente todo el atardecer y parte del mar.

—Dios, es increíble.— dijo, que se encontraba mirando al atardecer como una niña pequeña.

—Siempre vengo aquí cuando necesito pensar.— Se sentó.

La chica repitió su misma acción y se sentó a su lado, a la vez que seguía contemplando la vista de aquel lugar.

—Julieta.— Ésta dejó de mirar al paisaje para mirarlo. —Lo siento.

—¿Por qué lo sientes?— preguntó, con el ceño levemente fruncido, ya que realmente no entendía a qué se refería.

—Por juzgarte antes de tiempo, simplemente por ser la hermana de Topper y por ser una Kook.