Capítulo 29

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Ya había pasado una semana desde lo sucedido con Kiara, y ninguno podía asimilarlo todavía. Los tres chicos lo llevaban un poco mejor que Julieta. Pero ésta, aparentaba como si no le hubiera importado lo más mínimo.

—¿Tenéis todo?— preguntó John B, mientras metía una cuerda en su mochila y se subía a la caravana.

—Creo que sí.— contestó Sarah, a la vez que el pecoso arrancaba y ponía rumbo hacia la casa de la señora Craine.

—¿El gancho?— preguntó Pope.

—No tenemos gancho.— habló esta vez JJ.

—¿Tenéis complejo de Batman?— preguntó Julie.

—¿Polea y ropa oscura?— volvió a inquirir el pecoso.

—Sí, y también tenemos las linternas.— Sarah, las sacó de la mochila.

—Pues estamos listos.— finalizó, mientras aparcaba en frente del muro de piedra.

—Venga, a forrarnos.— musitó JJ.

—¡Bien dicho!— exclamó Sarah, a la vez que abría la puerta trasera de la caravana, para que bajasen.

Todos habían bajado del vehículo y se encontraban mirando el muro de piedra, totalmente en silencio, hasta que el pecoso habló.

—Un momento.— dijo, por lo que todos le prestaron atención. —Quiero daros las gracias. De verdad.— sonrío tiernamente. —Significa mucho para mí que estéis aquí.

—Siempre.— La rubia lo miraba con una sonrisa.

—Claro, hombre. Para eso están los amigos.— dijo Pope, dándole unas palmaditas en el hombro.

—No tienes porque darlas, tío.— JJ imitó la acción de Pope.

—Venga, que no tengo todo el día.— habló, al fin, la ojiazul, mientras escalaba el muro.

—¡Claro!— contestaron, no sin que antes, John B le dirigiera una mirada a JJ.

—Vamos a por el trigo del pozo.— comentó el pecoso, a la vez que saltaba el muro.

—¿Porro?— se burló JJ. —Venga, vale.

—Pozo, he dicho pozo.

Caminaron hasta el jardín principal y se pararon enfrente de la casa; a la vez que se dirigieron una mirada, excepto Julieta, quien se encontraba con los ojos cerrados.
Sarah, que se encontraba a su lado, agarró su mano y la entrelazo con la suya; cosa que la ojiazul agradeció.
En el momento en el que comenzaron a avanzar, las luces de la casa se encendieron automáticamente.

—Joder.— se quejó JJ.

—Mierda, ¡agachaos!— comentó Julie, a la vez que se agachaba.

—Las linternas.— avisó Pope.

—¡Parpadea!— exclamó el rubio, intentando apagar la linterna.

—Shhh.— John B mandó callar.

—Tiene luces con sensores de movimiento.— informó Julie, a la vez que los miraba.

-1¿Podríamos movernos muy lentamente?— sugirió JJ.

—¿Qué?— dijo Sarah.

—No funcionan así, cariño.— le explicó Julie, mientras seguía mirando a la casa.

—Venga, tirémosle una piedra.— propuso John B.

—Súper buena idea lo de avisar a la asesina del hacha de qué estamos aquí.— contestó sarcásticamente la rubia.

𝐅𝐄𝐈𝐍𝐃𝐄 | JJ MaybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora