Capítulo 19

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—Julie, tengo que hablar contigo...— Su hermano, le indicó que entrase en la habitación. Por lo que, dejó de jugar con el anillo y entró.

—¿Qué pasa, Johnny?— preguntó, mientras se acomodaba en la cama.

—Hay algo sobre papá que no te he mencionado.— comenzó a decir, mientras la miraba. —Una semana antes de desaparecer, me dijo: ''Creo que he encontrado algo y tengo que desaparecer por un tiempo. Tu tío te cuidará y se encargará de ti.''

—O sea, que te habló de desaparecer y luego... desapareció.

—Todo el mundo dice que se perdió en el mar.— comentó. —Pero sigue por ahí, lo sé.

—Yo tampoco creo que se perdiese en el mar.— musitó, mientras agarraba su mano. —Vamos a encontrarlo. Te lo prometo.

El pecoso asintió con la cabeza y la abrazó, para luego salir al salón; donde se supone que debería estar el rubio, ya que el resto se había ido a su casa.

—¿JJ?— preguntó Julie, mientras miraba a su alrededor.

—JJ, ¿dónde estás?

—No tiene...— Antes de que pudiera continuar la frase, el rubio salió de detrás de la puerta y los asustó.

—¡AAA!— gritaron, mientras que John B se escondía detrás de Julie.

—Teníais que haberos visto la cara.— comentó el rubio, mientras no paraba de reír.

—¿Me acabas de utilizar de escudo?— Se hizo la ofendida mientras lo miraba.

—¿Yo?, habrán sido imaginaciones tuyas.— comentó, mientras salía de detrás de ella. —Iros a descansar, que mañana nos toca un día bastante largo.— Ya que mañana ellos tres irían a casa de la señora Lana, con la intención de preguntarle por la brújula.

—Será lo mejor...— afirmó JJ, mientras caminaba detrás de ella hasta su habitación.

—JJ, ni se te ocurra entrar a la habitación de mi hermana.— comentó John B, a la vez que lo agarraba por la parte de atrás de la camiseta.

—Johnny, ¿qué es eso de ahí?— Julieta dijo, por lo que soltó al rubio y se acercó a donde estaba señalando. —Adiós, pringao.— Acto seguido, cerró la puerta de su habitación con el rubio dentro.

—¡Cabrones!— Caminó hacía su habitación. —No hagáis mucho ruido que estoy en la habitación de enfrente.

—¡John Booker Routledge, cállate la boca!

—No haremos mucho ruido, lo prometo.

—Cállate tú también.— Jul rodó los ojos y se acostó en la cama.

—Cállame.— contestó, mientras se acostaba a su lado.

La chica agarró la almohada y le dio con ella en toda la cara.

—¿Así?— Colocó de nuevo la almohada. —Buenas noches, JJ.

El rubio se quedó unos segundos procesando los acontecimientos y luego habló.

—¿Me acabas de pegar con la almohada?

—Si no la has visto con lo cerca que la has tenido, deberías ir al médico.— Reprimió una carcajada.

—Muy graciosa.— dijo, mientras la agarraba suavemente por el cuello y unía sus labios. —Buenas noches, Jul.

Ahora era ella la que se quedó unos segundos procesando los acontecimientos y antes de poder volver a añadir algo más, alguien la interrumpió.

𝐅𝐄𝐈𝐍𝐃𝐄 | JJ MaybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora