Rick Grimes o Andrew Lincoln~One Shots.
Acepto pedidos de personajes y o situaciones.
HISTORIA VIEJA | Perdón por todo lo que escribí, hoy en día me avergüenzo
Intenté entrar muy silenciosamente a la casa que compartía con mí novio, Carl y Judith. Había salido y me había pasado de la hora, eran las tres de la mañana según mí reloj.
—Llegas tardé.
—Rick...¿Que haces despierto?
—¿Y tú que hacías afuera? No tenías turnos hoy y tampoco expedición.
—Yo solo...quise salir.
—Te fuiste desde hace seis horas, desde hace seis horas no se nada de ti. No sabía dónde estabas, si estabas viva, o si estabas muerta, si te habían secuestrado, si estabas herida. Esas seis horas que estuviste jugando allí afuera fueron una tortura para mí.
—Rick...lo siento, no creí que ibas a preocuparte tanto.—Me acerqué a él y trate de calmarlo con un beso pero el se apartó.
—¿Creíste que no me preocuparía? Estamos juntos, eres mí novia, vives en la misma casa que yo, duermes conmigo, Carl estaba muy preocupado tuve que mentirle y decirle que estabas de guardia.
—...Lo siento...no lo pensé.
—Si, pues de ahora en adelante tienes que pensar en mí, en Carl y en Judith, somos tu familia. Jamás me había preocupado tanto por alguien más que por ti.—Mi novio me acaricio la mejilla y me miró triste.
—Solo quería ir a una tienda. Por esto...—De mí mochila saque una pila enorme de cómics.—No quería demorarme tanto, pero la tienda estaba bastante lejos y luego no la encontraba y-
Rick me interrumpió cerrando la distancia que había entre ambos con un fuerte abrazo.
—Gracias. Hace semanas que no lo veo sonreír desde lo que Glenn y Abraham, tal vez esto haga que sonría.
—Solo quería hacerlo feliz, no quiera preocuparlos.—Agache la cabeza pero Rick me la subió con su mano haciendo que lo mire.
—La próxima vez, dímelo. Así sabré a dónde vas y cuánto tardarás y llévate un radio para poder hablar conmigo.
—Esta bien, lo prometo.
El peli negro tomo mí rostro en sus manos y acaricio mis hombros antes de besarme dulcemente mientras me tomaba de la cintura y acariciaba mí cabello y yo entrelazaba mis dedos en su cabello mientras el beso continuaba.
—Dejale los cómics a Carl en la mesa, vamos arriba.
Le hize caso a Rick y dejé los cómics en la mesa junto con una nota para Carl.
Rick me tomo de las piernas mientras reíamos bajo y subíamos las escaleras lo más silencio que pudimos.
Todo valió la pena a la mañana siguiente cuando vimos a Carl sonreír de oreja a oreja cuando vio y leyó los cómics. Lo amaba como si fuera mí hijo.
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