🌌Capítulo 24🌌

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Después de una conversación como aquélla, Taehyung necesitaba ocupar su mente con algo sensato. Así tomó un semillero de pensamientos y un poco de vincapervinca de uno de los invernaderos, un par de jardineras de forma libre que estaban en el almacén y los cargó junto con la tierra en uno de los carros planos.

Reunió las herramientas, guantes, preparó un poco de abono líquido y salió con todo por la entrada principal.

A los pensamientos no los afectaba un poco de frío, pensó, así que aun cuando volviera a helar no los perjudicaría. Y sus flores alegres y coloridas darían a la entrada un aire muy primaveral.

Una vez que hubo colocado las jardineras donde quería, tomó su carpeta y anotó todo lo que había tomado. Cuando terminara introduciría los datos en el ordenador.

Luego se arrodilló y se puso a hacer algo que amaba y nunca dejaba de reconfortarlo. Algo que siempre tenía un sentido: plantar.

Cuando terminó con la primera, retrocedió un poco para ver el efecto: el púrpura y amarillo de las flores resaltaba alegremente contra el gris de la jardinera. Quería que la otra fuera lo más parecida posible.

Estaba a mitad de la segunda jardinera cuando oyó ruido de neumáticos en la grava. Jungkook, pensó cuando miró y vio la camioneta. Vio que giraba el coche hacia la zona de material, pero volvió a girar y se acercó al edificio.

Se apeó. Botas negras, jeans gastados, gafas de sol con cristales negros de chico malo. Taehyung sintió un ligero hormigueo entre los omóplatos.

-Hola -dijo él.

-Hola, Jungkook. -Taehyung vio cómo sacó la lengua y humedeció sus labios.

Se quedó allí plantado, con los pulgares metidos en los bolsillos delanteros de sus pantalones de trabajo y tres bonitos arañazos en el antebrazo, justo bajo las mangas de la camiseta corta negra

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Se quedó allí plantado, con los pulgares metidos en los bolsillos delanteros de sus pantalones de trabajo y tres bonitos arañazos en el antebrazo, justo bajo las mangas de la camiseta corta negra.

-Vengo a recoger unas vigas de madera y más plástico negro para el trabajo de Dawson.

-¿Va todo bien por allí?

-Voy haciendo. -Se acercó un poco más y miró con detenimiento lo que estaba haciendo-. Tienen buen aspecto. Me pueden servir.

-Son para exposición.

-Puedes hacer más. Si se los enseño a la señora Dawson, me los quitará de las manos. Una venta es una venta, rubio.

-Oh, de acuerdo. -Apenas había tenido tiempo para verlos como algo suyo -. Al menos deja que los termine. Dile que cuando apriete el calor tendrá que sustituir los pensamientos. No aguantarán el verano. Y si pone alguna planta vivaz, que cubra las jardineras durante el invierno.

-Resulta que yo también entiendo de plantas.

-Solo quería asegurarme de que el cliente queda satisfecho.

Jungkook ha sido amable, pensó. Incluso ha colaborado. ¿Acaso no había ido allí para darle una lista de materiales? Lo menos que podía hacer era corresponderle.

-Si lo de Dark & Wild sigue en pie, puedo tomarme el próximo jueves libre. -No apartó los ojos de las plantas, y habló con un tono tan natural como un puñado de margaritas-. Si te va bien.

-¿El jueves? -Había preparado todo tipo de excusas por si sacaba el tema. Que si estaba ahogado de trabajo... Mejor dejarlo para otra ocasión.

Pero allí lo tenía, arrodillado en el suelo, con aquel condenado pelo por todas partes bajo el sol. Sus ojos azules...

-Claro, el jueves está bien. ¿Te recojo aquí o en la casa?

-Aquí está bien. ¿A qué hora te va mejor?

-Hacia las ocho tal vez.

-Perfecto. -Se levantó, se quitó los guantes y los dejó pulcramente en el carro-. Deja que calcule el precio para las jardineras y prepare la hoja de solicitud. Si no los quiere, puede volver a traerlos.

-Los querrá. Ve y ocúpate del papeleo. -Se sacó del bolsillo una nota doblada en varios pliegues-. De esto y de los materiales que tengo allí abajo. Yo iré cargando.

-Bien. De acuerdo. -Tae fue al interior. El hormigueo se había desplazado de los omóplatos a la base del vientre. No era una cita, no era una cita, se recordó. En realidad ni siquiera era una salida. Era un gesto de buena voluntad por ambas partes.

Y ahora, pensó cuando entraba en su despacho, los dos estaban atrapados.

Y ahora, pensó cuando entraba en su despacho, los dos estaban atrapados

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