🌌Capítulo 26🌌

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Era mucho más pequeño de lo que pensaba.

Taehyung se imaginaba algo grande y extenso. Y, en cambio, se encontró con un local de un tamaño modesto.

Observó con perplejidad la barra con algunos clientes hablando entre sí, la abarrotada sala donde había unas cuantas mesas ocupadas con gente bebiendo. El local dominado por la gran mesa de billar en medio. Mientras escuchaba a Elvis cantar, admiró el lugar entero. Luego se dejó seducir por las fotografías, cuadros y demás cosas pegadas en las paredes. Jungkook descubrió que tenía muchas cosas en común con el sargento Taehyung.

Taehyung lo miraba todo. Y escuchaba. Por la forma en que ladeaba la cabeza ligeramente a los lados, sabía que estaba curioseando todo con detenimiento. Con seriedad, pensó, se habría apostado mucho más que cinco dólares a que le había encantado la cerveza answeriana.

-Hay quien dice haber visto su fantasma, allí. -Jungkook señaló-. Si es que de verdad está muerto.

-¿Tú no lo crees?

-Oh, sí, Elvis nos dejó hace mucho tiempo.

-Me refiero al fantasma.

-Bueno, si en algún sitio tiene que aparecerse, es aquí, desde luego.

-Veo que por aquí para la gente los fantasmas son algo normal.

Jungkook tardó un minuto en comprender.

-Oh, lo dices por el caballero de Kim. ¿Todavía no lo has visto?

-No. Pero a lo mejor es porque no existe. No me irás a decir que también lo has visto.

-No, no puedo decir que lo haya visto. Hay mucha gente que dice que sí, pero claro, también hay quien dice haber visto al fantasma de Elvis comiendo sándwiches de mantequilla de cacahuete y banana en una cena diez años después de su muerte.

-¡Exacto! -Estaba tan contento por el sentido común que Jungkook acababa de demostrar que le dio un toquecito amistoso con el puño en el brazo—. La gente ve lo que quiere o lo que espera ver. La imaginación se desboca, sobre todo si se dan la atmósfera o las condiciones adecuadas. Tendrían que arreglar mejor los jardines de la mansión, ¿no crees?

-No me des cuerda.

-Tienes razón. No hablemos de trabajo. Quería darte las gracias por haberme traído. No sé cuánto habría tardado en venir si hubiera dependido de mí.

-¿Qué te ha parecido?

-Fascinante. Tiene una decoración... única.

Sus brazos chocaron, se rozaron, permanecieron pegados mientras los mantenían encima de la barra.

-Conocía a un tipo que era un fan de Elvis y quería hacer una réplica de Graceland en su casa. 

Tae se volvió a mirarlo.

-¿Bromeas?

Jungkook se limitó a ponerse un dedo en el corazón.

-Hasta hizo grabar una raya en su mesa de billar, igual que la que hay en la mesa de Elvis. Cuando dijo que quería conseguir apliques dorados, su mujer le dio un ultimátum: ella o Elvis.

El rostro de Taehyung se veía radiante y divertido, y Jungkook dejó de oír la charla de los otros clientes. Cuando sonreía, había algo en él que le llegaba al alma.

-¿Y qué eligió?

-¿Eh?

-¿Que qué eligió, a la esposa o a Elvis?

-Bueno. Él aceptó reproducirla en el sótano y está tratando de convencerla para que lo deje poner un modelo a escala del Jardín de Meditación en el patio trasero.

Dalia Azul¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora