🌌Capítulo 21🌌

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Taehyung consideraba que, al menos durante los primeros seis meses en su puesto, era imprescindible que tuviera una reunión semanal con Jin para informarle de los progresos.

Habría preferido un horario y un lugar concreto para estas reuniones, pero era difícil atrapar a Jin.

Ya se habían reunido en la zona de propagación y en los huertos. Esta vez acorraló a Jin en su salita, porque sabía que allí difícilmente podría escapar.

-Quería informarte de los progresos de esta semana.

-Oh. Bien, perfecto. -Jin dejó a un lado un libro sobre híbridos grueso como una traviesa de la vía del tren y se quitó sus gafas de lectura con montura al aire-. El tiempo pasa. La tierra empieza a calentarse.

-Lo sé. Los dientes de león están a punto de abrirse. Mucho antes de lo que estoy acostumbrado a ver. Hemos vendido muchos bulbos. En el norte, solemos venderlos hacia finales del verano o en otoño.

-¿Añoranza?

-De vez en cuando, pero cada vez menos. Ahora que febrero ya está muy avanzado, no puedo decir que lamente no estar en Begin. Allí ayer cayeron nueve centímetros de nieve, y en cambio yo estoy viendo florecer los dientes de león.

Jin se recostó en su asiento y cruzó los pies, cubiertos hasta los tobillos por unos calcetines.

-¿Hay algún problema en el centro?

-Veo que no se me da muy bien ocultar mis emociones. No, no tiene que ver con el trabajo. Hace un rato hice la llamada de rigor a mi madre. Aún me estoy recuperando.

-Ah.

Fue un sonido impreciso. Podía interpretarse como un desinterés total o como una invitación a desahogarse. Y, como estaba que trinaba, Tae decidió desahogarse.

-Me he pasado los casi quince minutos que me ha reservado en su ajetreada agenda oyéndola hablar de su actual novio. Es así como ella los llama, «novios». Hace un par de meses ha pasado por su cuarto divorcio. Cuando no se estaba quejando porque Rocky (se llama así, de verdad) es un desconsiderado y no la quiere llevar a las Bahamas para una escapadita, me estaba hablando del peeling que tiene que hacerse o de lo mucho que le dolió la última inyección de Botox que se puso. Ni siquiera ha preguntado por los niños, y la única alusión que ha hecho a mi nueva vida aquí ha sido para preguntar si no me había cansado de ver al imbécil y su muñequita, que es como ella llama a mi padre y Taehee.

Cuando se quedó sin fuelle, Taehyung se pasó las manos por el rostro.

-Maldita sea.

-Eso es mucha mala baba, muchas quejas y mucho veneno para soltarlo en un cuarto de hora. Parece una mujer muy dotada.

Durante un minuto entero, Taehyung dejó que sus manos descansaran en su regazo y miró a Jin. Y entonces echó la cabeza hacia atrás y rió.

-Oh, sí. Demasiado dotada. Gracias.

-No pasa nada. Mi madre, al menos cuando estaba conmigo, se pasaba la mayor parte del tiempo suspirando por lo mal que se encontraba. Y eso que no pretendía quejarse, decía. Estuve a punto de ponerlo en su lápida: «No pretendía quejarme» .

-En la de mi madre yo podría poner «No pido tanto» .

-Ahí lo tienes. La actitud de mi madre me marcó tanto que me fui en la dirección opuesta. Seguramente podría cortarme un brazo y no me oirías quejarme.

-Dios. Creo que a mí me ha pasado igual con la mía. Tendré que pensar en esto más tarde. Bueno, a lo que íbamos. Se nos han acabado los bulbos de crecimiento acelerado. No sé si quieres preparar más a estas alturas de la temporada.

Dalia Azul¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora