🌌Capítulo 34🌌

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Sabía cocinar. Casi sin ayuda, Jungkook preparó asado a la plancha, arroz integral, y salteado de pimientos y setas. Era de esos cocineros atrevidos que añaden los ingredientes a ojo y siempre parecen disfrutar de lo que hacen.

El resultado fue maravilloso.

Taehyung era un cocinero correcto, competente. Lo medía todo, y veía la cocina como una de sus tareas cotidianas.

Seguramente eso ilustraba a la perfección cómo era cada uno. Y resaltaba aún más el poco sentido que tenía que en aquellos momentos estuviera comiendo en su cocina o hubiera estado desnudo en su cama.

La parte del sexo había sido... increíble. ¿Para qué engañarse? Y, después de una sesión de sexo saludable, lo normal habría sido que se sintiera relajado y a gusto.

En cambio, se sentía tenso, incómodo, torpe.

Había sido tan intenso... y luego él va y se levanta para irse a preparar la cena. Como si se tratara de un simple partido de tenis.

Pero le había besado los dedos, y ese gesto tan dulce y afectuoso le había llegado al corazón.

El problema era él, él. Lo analizaba todo demasiado. Pero si no analizaba las cosas, ¿cómo iba a entenderlas?

-¿Está bien la cena?

Taehyung salió de su ensimismamiento y vio que lo miraba fijamente, con esos ojos brillantes.

-Buenísima.

-Pues no estás comiendo nada.

Taehyung pinchó deliberadamente más asado con el tenedor.

-Nunca he entendido a la gente que cocina como tú, como en esos programas de cocina de la tele. Echan los ingredientes a ojo, una pizca de esto, una pizca de lo otro. ¿Cómo sabes que está bien?

De haber creído que era eso lo que pensaba con aquel mohín de disgusto tan sexy en la boca, Jungkook habría salido fuera y se habría tragado una pala entera de arena.

-No sé. Normalmente sale, y punto. Y, si no sale como espero, está lo bastante bien para comerlo.

Quizá no podía meterse en su cabeza, pero fuera lo que fuese que estaba pasando por ella en aquellos momentos, supuso que tenía que ver con la sesión de cama que acababan de compartir o sus implicaciones. Sin embargo, por el momento decidió que jugaran según las normas de Taehyung.

-Ya que tengo que cocinar, y como no quiero tener que comer siempre en un restaurante, prefiero disfrutarlo. Si tuviera que seguir siempre unas normas,me pondría nervioso.

-Pues yo me pongo nervioso si no sigo unas pautas mínimas. Nunca sabría si va a quedar demasiado soso o demasiado fuerte. Demasiado hecho o poco hecho. Para cuando terminara la comida estaría hecho un manojo de nervios. -Una expresión preocupada le pasó por el rostro-. Éste no es mi sitio, ¿verdad?

-¿A qué te refieres?

-A este sitio, a tu casa. -Y abrió los brazos para abarcar cuanto lo rodeaba-. No tendría que estar aquí contigo, comiendo este plato delicioso y creativo en tu preciosa cocina de tu casa extrañamente encantadora y descuidada después de habernos entregado a una sesión de sexo desenfrenado en tu dormitorio de hombre muy hombre.

Jungkook se recostó en la silla y decidió despejar el zumbido que sentía en la cabeza con un largo trago de vino. No se había equivocado, decidió, aunque nunca acababa de entenderlo del todo.

-Nunca había oído esa definición de este sitio. Debe de ser cosa de la gente del norte.

-Sabes muy bien a qué me refiero -espetó él-. Esto no es... no es...

Dalia Azul¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora