MARK.
Empecé a abrir los ojos y al principio todo estaba muy borroso, pestañeé unas cuantas veces hasta que pude ver y empecé a levantarme.
¿Y está manta?
Cuando la aparté una luz chocó contra mi cara, fruncí el ceño y me cubrí con la mano, vi que la cremallera de la tienda no estaba cerrada del todo, miré a un lado y Elliot no estaba. Me empecé a quitar torpemente las legañas de los ojos, seguía medio dormido y si alguien me viese pensaría que estaba drogado, bostecé y sacudí la cabeza para terminar de despertarme. Salí de la tienda aún con muchas ganas de seguir durmiendo.
–Buenos días– volví a bostezar al acercarme, Elliot estaba al lado del fuego encendido.
Sopló un poco de viento frío que me hizo encogerme.
–Si, buenos días...– habló sin ganas.
Me abracé a mí mismo por lo fría que estaba la mañana, me senté en el suelo a su lado dejando que el aire caliente me llegara al cuerpo, al sentir el suelo me hizo más frío.
–Toma– vi en su mano una manzana.
–Gracias– la cogí y no dude en comérmela, me hubiera gustado comerme un bol de cereales o unas galletas pero no había nada mejor, no había nada más, así que esa manzana era mejor que la nada –¿Has encendido tú el fuego y de dónde la has sacado?– le señalé la manzana.
–Ha sido Clara– se limitó a contestar, se frotó las manos antes de extenderlas hacia el fuego, hacía más frío que ayer –Las dos, el fuego y la comida– estaba como ido, desconcertado, bostezo sin taparse la boca –Yo he dormido allí– señaló a su espalda en dirección a la otra tienda de campaña.
–¿Y Clara?– le miré sin poder creerme que la hubiera dejado fuera, a la intemperie, porque no me imaginaba a esa chica compartiendo tienda de campaña, se encogió de hombros negando en silencio.
De repente oí sus pisadas tan cerca que me hizo dar un salto del susto.
¿Cómo puede ser tan silenciosa?
Nos giramos inmediatamente y la vimos de pie a unos pocos metros, a su espalda a ambos lados había un chico y una chica, Clara se metió los dedos a la boca y dejó salir un corto y agudo silbido. En ese mismo instante dejamos de sentir la corriente cálida.
–Vamos– su voz era firme, algo así como una orden militar.
Elliot y yo nos miramos, él suspiró entre cansado y molesto, nos levantamos. No pude evitarlo, no podía dejar de mirarles, era tan... distintos, es decir, se parecían mucho entre ellos pero...
–¿Has comido algo?– me incline hacia mi hermano sin dejar de mirarlos.
¿Son reales?
–Lo mismo que tú– levantó la mano y con un vistazo rápido vi restos de una manzana, escuché como la tiró a un lado.
–Hola humanos– el chico zarandeaba el brazo bastante emocionado.
–¿Buenos días?– Elliot habló primero y me miró dudoso y confundido.
Si... yo tampoco sé cómo contestar a eso ¿humanos?
–Os dije que os pusierais lentillas– Clara sonó como si les estuviera echando la bronca.
–Oh vamos– ese chico se inclinó hacia ella –Hacía tiempo que no veíamos a un humano– se rió.
–Siempre es tan gracioso ver sus reacciones– le siguió la chica.
¿Por qué hablan de nosotros como si no estuviéramos?
Ambos tenían un acento muy marcado que no conseguí distinguir de dónde era.
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Bienvenido
FantasíaNo sé por qué lo hice. Tal vez solo lo hice porque estaba cansado, cansado de esforzarme tanto por encajar y sentir que al final eso es lo que me hacía más infeliz. Tal vez solo quise sentir algo... Real, aunque fuera peligroso y doliera por un solo...