Capítulo 7

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Cuando Izuku despertó, reconoció inmediatamente la habitación de hospital, y aunque todo le molestó, su cuerpo respondió bien cuando movió su cabeza. Entonces vio a su esposo, sentado en una silla mientras dormía con la cabeza apoyada en la camilla.

El pensamiento de su cachorro no llegó hasta unos momentos después.

Su omega lo golpeó con fuerza y se preocupó de sobremanera.

Su primer instinto fue rasgar la mano de su compañero, su voz estaba demasiado débil para siquiera gemir. Y era en estos momentos en donde agradecía que alfa tuviera un sueño sumamente liviano.

Amó ver el ceño fruncido de su esposo cuando era levantado antes de que su cuerpo despertara naturalmente, y las mechas rojas y blancas cayendo armoniosamente en su cara.

Y cuando Shoto se dio cuenta, lo abrazó, teniendo cuidado después de que su omega gimió por haberlo lastimado. —Despertaste... —dijo. Se notaba lo emocionado que estaba por verlo, especialmente por las lágrimas en el borde de los ojos.

Izuku sonrió y su mano viajó hasta el perfil de su alfa, acariciándolo suavemente.

Shoto tomó esa mano y la besó. El sentimiento de añoranza y felicidad inundó la habitación. El omega quiso preguntar por su cachorro, pero la emoción de su compañero lo hizo callarse luego de que llamara al doctor.

Izuku fue revisado y cuestionado por los doctores, su obstetra y el doctor de la cirugía. Todos sus signos vitales estables. Respondió las preguntas de su cirujano, aunque estaba un poco preocupado de que su obstetra no le haya dicho nada.

No fue hasta que su cirujano se fue que su obstetra se sentó en la silla y se acercó. Sintió las ganas de protestas de inmediato

—Izuku, ¿cómo estás? ¿Te molesta algo?

—Mi cachorro...

El doctor miró hacia abajo e Izuku se alarmó. —Cálmate... —le exigió, pero no funcionó. —No debes de estresarte, cálmate...

—Omega... —la voz autoritaria de su alfa se escuchó e Izuku bajó la mirada, aunque brevemente.

El doctor suspiró. —Nació prematuramente. Fue algo muy arriesgado.

—Usted me dijo que era completamente seguro. —interrumpió.

—No, te dije que la mayoría de los casos eran seguros. —hubo un vacío en el corazón de Izuku y el doctor tomó su mano, aunque la soltó tan pronto Shoto gruñó. —Tu aparato reproductor quedó muy dañado, tuvieron que sacarlo.

De repente, las palabras de su doctor le sonaron distante mientras se negaba a creer. Sus manos restregaron su cara mientras deseaba estar en una realidad distinta. Entonces la voz de su esposo lo sacó de sus pensamientos.

—Izu', escúchame. Sé que es duro y sé que estás molesto...

—Tú no lo entiendes...

—Te dije que esto no era necesario, que podríamos ser perfectamente tú y yo.

—¡Eso es lo que tú quieres! ¡Pero qué hay de lo que yo quiero? —gritó. Sus lágrimas cayendo por su rostro. Sus músculos se relajaron contra el espaldar de la camilla —Quiero estar solo.

El doctor lo entendió y salió en silencio. Shoto se quedó en la habitación. Suspiró y se sentó en la silla. —Izu', cariño...

Volteó su rostro, no quería verlo; tan enojado por sentirse incomprendido, más por ser su alfa. —¿Por qué eres así? —le encaró, ya no eran simplemente lágrimas de tristeza, también de enojo. —Yo trato de hacer las cosas por los dos, pero a ti no te importa. Y lo odio, te odio por eso. No te importa que esto nos esté pasando... —se quedó sin palabras y solo se encontró llorando.

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