Capítulo 12

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Cuando Izuku abrió los ojos, sintió algo raro en él.

Reconoció las paredes blancas y las luces cegadoras del hospital le incomodaron en los ojos.

—¡Izuku! —se sintió de lo peor por ver la cara de Shouto tan desconsolada, sabiendo que era por él.

"Qué mal omega soy."

Shouto lloró e Izuku gimió. Quería consolarlo y pedirle disculpas por haber desaparecido de esa manera.

—Lo siento, hermanito. —Touya habló, su mano colocándose en el hombre de Shouto y apretándolo. —Hice todo lo que pude. Lamento no haberlo salvado.

¿Salvado?

Izuku se sintió confundido. El llanto de su esposo era algo fuera de lo común. Era un llanto demasiado doloroso para solo haber estado desaparecido.

—Alfa... —dijo, sintiendo el temor cuando todos lo ignoraron. —¡Alfa!

Un parpadeo.

Lo supo.

Fue difícil de creer, pero lo supo. Ahí estaba. Su cuerpo pálido y con una sábana encima. No estaba en una simple habitación de hospital. Estaba en la morgue.

—No... No... —sus lágrimas cayeron y su pecho se apretó fuertemente. No quería creerlo. —No... ¡NO!

Touya consoló a Shouto. Ese cuerpo en esa cama no era él. Izuku se acercó a los dos, sus ojos derramando inconsolables lágrimas mientras intentaba llamar la atención de alguien.

—Amor, estoy aquí. Mírame... Shouto... Por favor...

—No vale la pena. Ya no estás en este mundo.

Fue una voz aguda y femenina. Izuku dio la vuelta y la vio. Se asustó de que algún vivo pudiera verla.

—¿Quién eres?

Ella no respondió inmediatamente. Su mirada triste llegó hasta el suelo. Izuku la notó triste, bastante triste. Cuando volvió a mirarlo, le extendió la mano.

—¿Qué haces?

—Llevándote a descansar. Ven conmigo.

Para Izuku, esas fueron las peores palabras que alguien le pudo haber dicho. Negó con la cabeza y retrocedió. Quería alejarse de ella, lo más que pudiera. Quería regresar, estar con Shouto.

—No hay forma de volver. Esto es todo. Ya no existes en ese mundo.

—¡No! —su grito vino instantáneamente. —Yo tengo que-.

—Estás muerto. —lo interrumpió secamente.

Su pecho se apretó y las lágrimas vinieron nuevamente. No escuchó cuando ella se acercó. No quería nada que ver tampoco. Jamás pensó que terminaría de esta manera.

—Lo lamento mucho. Sé cómo te sientes. —respondió ella, su mano le acarició su espalda.

Izuku cayó de rodillas. No se dio cuenta cuando todo se volvió blanco. No le importó cuando no sintió la mano de la chica otra vez en su espalda.

—Ven conmigo. —levantó su cabeza y vio esa mano otra vez tendida hacia él. —Esto solo te hace daño.

Se negó. Él se quedaría donde sea que estuviera y haría todo lo posible por que su esposo lo notara y los dos estuvieran juntos de nuevo.

Izuku estuvo rondando por ese mundo -limbo-, todo lo que veía era referente a lo que vio mientras estuvo con vida. El bosque donde una vez se perdió con Shouto por querer explorarlo. La playa que a veces solían visitar.

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