Capítulo 14

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Había un mes en específico donde Shouto tenía la misma pesadilla. Por lo general, sentía unos brazos cálidos abrazarlo y unos besos que aterrizaban en su frente.

Izuku siempre estaba ahí en el mejor momento, y también en los peores.

El sueño es un recuerdo que lo atormenta desde su infancia.

Es un niño de cinco años, nadie le dice nada, nadie le explica nada, solo está ahí, preocupado porque su familia se comporta extraño. Touya y Natsuo se encierran en una habitación, Fuyumi llora, su padre casi no está en casa y su madre tiene días sin venir a casa.

Un día en específico Fuyumi lo despierta, le pide que se vista con la ropa que le ha dejado en el escritorio. Le pregunta qué pasa, porque hay mucho movimiento y tiene curiosidad, pero su hermana llora y se va de la habitación.

A pesar de que no entiende nada, hace lo que le piden.

Todo pasa muy deprisa cuando están en el auto –que no es conducido por su padre-. Touya está delante, ha visto pocas veces a su hermano mayor llorando y cree que posiblemente está sea una de las pocas veces.

Natsuo está sentado en su lado derecho, su cabeza está mirando por la ventana y parece estar llorando porque se limpia la cara de vez en cuando, mientras su hermana está sentada al otro lado con un pañuelo en mano.

Todos vestidos tan formalmente.

El querer preguntar siempre estuvo en la punta de su lengua, pero todo le daba miedo y solo quería ir a casa con su familia.

El auto se estacionó en algún lugar y las puertas se abrieron para ellos. Cuando se desmontó, quiso tomarle la mano a Natsuo, pero él se alejó con Touya, así que le tomó la mano a Fuyumi.

Mientras caminaban, algunas personas hablaron de ellos y eso lo incomodó, su corazón latiendo tan rápido como nunca.

"Tan jóvenes."

"Es una gran pérdida a esa edad."

"Pobre niños..."

Fuyumi... murmuró tan bajo que ella no lo escuchó.

Los dos entraron en una sala llena de flores con muchas personas vestidas de negro, algunas lloraban y otras hablaban de algo que no entendía. Vio a su padre sentado con sus hermanos mayores, los tres llorando.

Cuando se dio cuenta, Fuyumi en algún momento empezó a llorar con el pañuelo besando sus lagrimales.

Soltó la mano de su hermana para salir de ahí hasta que alguien lo agarró y lo acercó a la gran caja de madera del fondo.

Shouto deseó jamás haber visto aquello.

Su madre estaba ahí. Ella, que siempre había sido de una gran belleza, ahora estaba de una manera horrible...

No le temas a la muerte, Shouto. Todos llegaremos ahí, es inevitable.

Volteó a ver, Izuku se alejó de él con una sonrisa tan brillante en su rostro.

Izuku, no te vayas. No me dejes... suplicó, su mano se estiró mientras la silueta de Izuku se alejaba.

Adiós.

***

Despertó tan repentinamente, buscando el aire que le faltó.

Estuvo sordo por un momento y abrazó su almohada mientras lloraba en silencio.

El recuerdo de la pérdida de su madre era algo que siempre le dolía, pero el haber perdido a su omega tan recientemente todavía era algo que estaba aprendiendo a convivir.

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