Capítulo 16

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Tercera parte.

—Entonces hicimos nuestro primer simulacro, pero Jurina corrió hacia su lonchera y la tomó, entonces se agachó y la profesora le dijo que no podía hacer eso porque en caso de un terremoto real, no teníamos tiempo de buscar nuestras cosas.

—Ya veo, Cachorrito.

—Yo le hice caso a la profesora y me refugié.

—Eres un buen niño, por eso mamá está orgulloso de ti.

Daichi sonríe. Izuku sabe cuánto ama que él lo elogie por las cosas que hace bien.

—Esa de allá, Cachorrito. —Izuku le señala cuando su hijo anda buscando la siguiente pieza del rompecabezas.

Se emociona cuando toma la pieza y ve que es la correcta. Pasan algunos minutos en silencio hasta que Daichi encuentra otra cosa para contarle a su madre.

—Ah, ahora que me acuerdo, la profesora de Artes-.

—¿Con quién hablas, Daichi? —Shouto lo interrumpe, no entra a la habitación, solo está recostado en el marco de la puerta.

—Hablo con mamá.

Izuku observa a Shouto, ve la pizca de dolor en su mirada cuando la baja al suelo. Lo sabe. Estuvieron muchos años enlazados para no saber que aún duele, ya no tan intensamente, pero el recuerdo doloroso todavía está ahí.

—Melissa viene, para que la saludes. —dice Shouto sin hacer mención a Izuku.

Desde hace algunos años se hace la idea de que su hijo tiene una especie de madre imaginaria para llenar el vacío por la ausencia de una.

—Está bien, papá.

—Buen niño. —Shouto se marcha cerrando la puerta de la habitación.

Daichi se queda viendo, ya no sonríe. Izuku sabe por qué.

—Me gustaría que papá te viera como yo. ¿Por qué no puede hacerlo?

El omega sonríe amargamente, aunque se siente feliz porque puede hablar con su hijo, sabe que esto no es normal.

—Simplemente no puede hacerlo. Tú eres especial. —Daichi murmura algo que Izuku no entiende, pero tampoco le pregunta para que lo repita. Sigue viendo cómo su hijo trata de armar el rompecabezas, pero en su cabeza está la idea de esta persona que ha invitado Shouto. —Por cierto, Cachorrito, ¿quién es la persona que viene?

—Melissa. —responde antes de forzar la entrada de una pieza incorrecta hasta que Izuku le señala la correspondiente. —Su apellido es raro, papá dice que es de otro país. Es una amiga.

—¿La llamas por su nombre?

—Me dijo que podía, no me sale su apellido. Es complicado. Además, dijo que quería que fuéramos cercanos.

Izuku mira hacia el suelo preocupado por un momento, hasta donde recuerda, nunca la ha visto en la casa. —¿Y de dónde la conoces?

—Papá nos ha llevado a cenar. Últimamente le gusta que vaya cuando los dos van a cenar. Dice que es para que empecemos a convivir.

Su mente comienza a maquinar peligrosamente. Entiende el significado de eso a pesar de que su hijo no lo comprenda.

Justo cuando la pregunta se le iba a escapar de la boca, su hijo es llamado, Daichi es demasiado obediente para no ir de inmediato cuando Shouto lo llama; Izuku se queda solo en la habitación de su hijo, y aunque mira el rompecabezas, realmente escucha desde ahí la voz femenina y la algarabía de Daichi.

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