Capítulo 10

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Como Yakuza, Chisaki fácilmente podría pedir algo y sería escuchado y obedecido.

Era joven, pero inteligente y sabía mover sus cartas. Nada que una mente brillante no pudiera resolver.

Cuando se encontró con este omega pequeño, le gustó su aroma y su aspecto, ese deseo dentro de él apoderándose de cada fibra de su ser, pidiendo a gritos que necesitaba a alguien nuevo.

Pero odió su mordida en el cuello.

—Perdóneme. —había dicho, con una voz bastante atractiva para Kai.

Oh, Kai quería a ese chico. Lo obtendría.

—Nemoto, lo que te pedí. —no tenía que hablar mucho, un par de gestos y ya era suficiente.

Kai recibió el sobre y lo abrió. Cada documento que leía alimentaba esas ansias; cada información que leía del omega lo hacía anhelarlo más. Una sensación agradable acumulándose en la boca del estómago.

Siempre podía confiar en Kurono y Nemoto para que las cosas salieran bien, y fue molesto ver que siempre salía acompañado, pero esperar era una virtud y él era bueno esperando. Para su suerte, fue antes de lo que esperó.

Lo siguieron hasta el mercado y lo rodearon. Con la experiencia que Kai tenía, sabía que lo primero que hacían era poner resistencia.

—Haces cualquier movimiento o gritas, y será la última vez para ti.

Fue satisfactorio ver lo obediente que era.

—Ahora eres mío.

Durante el camino, admiró su belleza, cada parte de su cara acariciada con su mano enguantada, incluso se atrevió a lamer un poco su cara.

Kai gimió de dolor cuando la frente de Izuku golpeó rostro e hizo sangrar su labio.

—¡Insolente! —Rappa gritó, deteniendo el auto en seguida en medio del camino desolado. Abrió la puerta del auto y tomó a Izuku de los cabellos. No fue precisamente cuidadoso, lo tiró y empezó a golpearlo. Cada puño incrustándose en el estómago.

Kai se bajó del auto con calma, secándose la sangre con un pañuelo que le había pasado Kurono. —Basta, Rappa. Lo matarás antes de que pueda disfrutarlo.

Izuku gimoteó, su cirugía palpitando dolorosamente en él. Se puso de pie torpemente y trató de correr, implorando por su esposo cuando se cayó al suelo.

—¡Alfa! ¡Shoto! ¡Shoto!

Kai colocó un pie en la espalda de Izuku para mantenerlo quieto y tomó un buen puñado de cabello. Sus ojos salvajes haciendo contacto con los ojos temerosos.

—Aquí estoy, omega.

Izuku negó, deseando que esto fuera solo una pesadilla. —No... Tú no eres mi alfa.

Sonrió, la emoción excitando cada parte de su cuerpo. Lo mordió, justamente encima de su marca de reclamo. —Yo soy tu alfa.

Izuku gritó, desesperado para que esto acabara.

—No te preocupes... Aprenderás tu lugar.

***

Semana 1

Cuando Izuku despertó, su cuello dolió. El collar de metal encadenado a la pared mientras sus manos esposadas pesaban.

Escuchó que la puerta se abrió y la luz molestó sus cansados ojos. Había perdido la cuenta de los días que había estado aquí.

—¡Hora de comer, omega! —dijo Setsuno. Todos lo llamaban así, en ese tono tan despectivo.

Izuku trató de ponerse de pie, pero un balde de agua fría hizo que se sentara otra vez.

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