Capítulo 19

207 49 20
                                    

—¡Tía Fuyumi!

Fuyumi sonríe, su corazón no puede evitar enternecerse cuando su sobrino salta una y otra vez.

—Daichi, querido. —el pequeño se engancha de su pierna izquierda, clavando sus garras filosas sin piedad en el pantalón de mezclilla.

Fuyumi camina como puede hacia la casa y cierra la puerta detrás de ella. Le pide a su sobrino que se baje, pero se niega, entonces ya no sabe cómo pedírselo otra vez. Es tan condescendiente con sus sobrinos.

—Hey, Cachorro. —Shouto dice mientras se seca las manos con una toalla, no hace falta un tono extra a su mandato para que su hijo lo obedezca. De inmediato se queja, pero deja a su tía y corre hacia su padre.

Fuyumi piensa que su hermano ha hecho un buen trabajo adiestrando a su hijo.

—Traje regalos.

—¡Sí!

Daichi revolotea alrededor de Fuyumi hasta que ella le entrega un rompecabezas. Ya puede armar los de setenta y cinco piezas, ella cree que puede con cien, es un niño inteligente.

—¿Cómo se dice? —Shouto lo detiene en medio de su emoción cuando corre hacia su habitación.

—¡Gracias, tía Fuyumi! —da pequeños saltos de emoción y finalmente llega a su habitación.

—Haré té. Ponte cómoda.

Es inevitable que ella no lo ayude en algo. Es su hermana. Fuyumi siempre busca la manera de poder ayudar a los demás y hacer el ambiente un poco más llevadero.

Shouto sirve el té de manzanilla en ambas tazas y ambos se dan su tiempo para saborear el tranquilizante y suave sabor de la manzanilla. Como adultos, disfrutan el silencio en la compañía de una buena taza de té.

Fuyumi da el primer paso en la conversación.

—Estuve en casa de Touya. Geten espera su cuarto embarazo, está vez esperan poder obtener la hembra que tanto desean.

—Ya veo.

Shouto comenta desinteresadamente al dejar su taza en el platillo. No es rencoroso, pero acepta que entre él y su hermano mayor hay malos términos, especialmente cuando ninguno parece estar interesado en arreglarlo.

Aún guarda un poco de recelo por lo de Izuku.

Fuyumi se arrepiente muy levemente de haber comentado eso, especialmente cuando todavía ninguno se habla.

—Shouto, ya ha pasado casi siete años. Ustedes son hermanos.

Él mira el fondo de su taza, el resto de té que queda mientras su hermana le habla. Sabe el tiempo que ha pasado. Los cumpleaños de los cachorros que han pasado, los de su hermano. Tampoco va a ninguna celebración en donde Touya vaya.

Ante el silencio decide no decir nada. Recoge la taza de ambos y las lleva al fregadero. En la cocina rápidamente cambian a un tema más trivial hasta llegar a Daichi.

—¿Cómo va con las sesiones?

Suspira, sus ojos miran una vieja mancha en el piso. —No lo sé. No sé si estén surgiendo efecto. Es decir, él no muestra un comportamiento agresivo porque ya Melissa no viene a casa, pero sigue hablando con su amigo imaginario. —cuando su hermana termina de fregar, toma una toalla para secar el fregadero. —Un mes en esto y sigue igual.

—Quizás no surja el mismo efecto en él.

—Es un niño inteligente, puede entender cosas, pero esto ya es demasiado. ¿Estaré fallando como padre?

With youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora