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  No pude prestar atención en la primeras horas de clase.

Desde que salí de los dormitorios me tope contigo, estabas caminando tranquilo, acompañado de Iida. Me viste pasar a tu lado, y sentí tu mirada. Recibí un: "buenos días Kitāi-san" del azabache y yo le respondí un simple: "buenos días" y seguí mi camino más apresurada.

Me senté en mi lugar, llegaste al poco rato, dejaste tu mochila y vi como dudaste si acercarte o no. Pero yo salí del aula dejándote con la palabra en la boca y la mano levemente extendida cuando intentaste tomar mi brazo.

No podía verte a la cara. Las escenas del día anterior se repetían una y otra vez, así como el primer día que te conocí.

Aquella vez tuve un pequeño ataque de ansiedad justo antes de entrar al aula a la cual había llegado muy temprano con tal de escoger algún asiento muy atrás, donde nadie me viera. En ese entonces no tenía a Pycrot, solo una bolsa de papel que cubría mi cabeza por completo. ¿Por qué una bolsa y no una máscara? Porque me hacía sentir más segura, y al ser más ancha podía respirar mejor; solo tenía un pequeño inconveniente: ante mi sudor durante gimnasia o en un día caluroso está se empezaba a romper, y ese día no fue la excepción. Y en mi mente no solo mi sonrisa era tétrica como para usar un simple cubre bocas, sino también mis ojos rojos como si fuera un vampiro.

Había corrido para tomar el metro, ya que vivía lejos, y entre el montón de gente y estudiantes había luchado, y mi protección se había arrugado. Incluso una señora me insulto por estorbarle, solo recibí algunas risas a mis espaldas de otros chicos y continúe con mi viaje.

Corrí creyendo que llegaría tarde a mi primer día de clases, pero no fue así, de hecho, fui la primera en llegar, pero mi bolsa ya estaba demasiado maltratada y mojada, y con la prisa el repuesto se me había olvidado por completo.

Después de una mañana en la que observé como los grupos comenzaron a formarse yo solo pude mantener mi cabeza oculta entre mis brazos a pesar de que la respiración me faltaba.

Todos a mi alrededor eran muy entusiastas, tanto que me exasperaban, pero por suerte, pronto el bullicio se fue centrando más adelante y lejos de mí.

Recuerdo que alce mi cabeza lentamente, y di con tu figura sentada de lado como viendo al lado de la ventana, leyendo tranquilo delante mío, por lo que tus ojos rápidamente ubicaron mis curiosos orbes rojizos.

Eran heterocromaticos, con tu cabello de un bicolor peculiar, tan lacio y sedoso. Tú semblante tranquilo y frío me dio la calma que no había encontrado en todo el día.

--Ho-hola —Saludé nerviosa.

--Hola —Y volviste tu vista a tu libro sin más.

  --¿C-cuál es tu nombre? Intente sacar plática para que no creyeras que era más rara de lo que aparentaba.

Todoroki Shoto.

¿Todoroki? ¿Cómo el héroe Endeavor? —No pude evitar preguntar algo sorprendida y emocionada.

Lo admiraba, su carácter feroz e imponente era algo que deseaba pero que estaba fuera de mi alcancé. Pero la pregunta no te agrado. Tus ojos, de ser indiferentes a mi, pronto se tornaron filosos, ásperos, haciéndome tragar saliva.

Disculpame, fue muy descortés meterme así. —Incline mi cabeza a modo de disculpa y desvíe mi vista a la ventana donde podía ver una excelente vista del campus, pero por más que intentaba olvidar la corta e incomoda conversación, podía sentirte aún sobre mí, estudiando.

    ❝Por esos instantes comprendí porque todos se habían alejado de nuestra área. Tu frialdad era increíble y dolorosa, y por unos instantes deseé sentarme lejos de ti. No sabía cuánto apreciaría mi asiento más adelante.❞

𝙎𝙝𝙚 𝙞𝙨 𝙖𝙣 𝙖𝙣𝙜𝙚𝙡 [Todoroki Shotō]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora