FIN PARTE 1
CATHERINE
Le dediqué mi mejor sonrisa a mi reflejo en el espejo del baño mientras intentaba no pensar en que en menos de una hora sería la señora Levinnson. Tenía los nervios a flor de piel y jamás había experimentado tantos sentimientos en un solo momento, era difícil explicar que me sentía colapsada de felicidad, alegría y ansiedad, jamás habría pensado que me casaría con un psicópata y malhumorado vampiro, en verdad jamás creí que algo así me podía pasar. Mi vida había pasado por muchos cambios en los últimos años, había experimentado la pérdida de alguien especial, también había encontrado una familia y al amor de mi vida, había descubierto nuevos mundos y también me había encontrado a mí misma; todo aquello había pasado con la llegada de los Levinnson en mi vida, y les estaría agradecida eternamente, porque gracias a ellos había crecido como persona y sobre todo había aprendido que el amor puede llegar a ser eterno, que por más que nos equivoquemos o cometamos errores siempre había tiempo para una segunda oportunidad e incluso para una tercera.
A pesar de que me sentía colapsada de sentimientos positivos había una mínima parte en mi interior que tenía una sensación de mal augurio, como si algo no estaba del todo bien, y quise pensar que solo era una paranoia de novia, que eran los nervios de la boda. Así que sonriendo nuevamente hacia mi reflejo dejé esa sensación de lado y salí del cuarto de baño, encontrando a Gabrielle y Leah en la habitación de la casa de los padres de los Levinnson. Alice y Jackson aceptaron encantados cuando les preguntamos si podíamos hacer nuestra boda en su jardín trasero, jardín que daba a un hermoso acantilado.
— Pareces un papel de lo blanca que estas — se burló mi prima mirándome a través del espejo del tocador.
— Estoy bien, supongo que es normal estar nerviosa.
— Lo es — concordó Gabrielle regalándome una sonrisa apaciguadora —. Más que nada cuando sabes que estás por casarte con un Levinnson, que déjame decirte que te ofrezco mis condolencias por querer soportar a Alec.
— ¡Gabrielle, tú estás con un Levinnson!
— Sí, pero a mi me tocó el más "normalito" — se burló —. Joseph no es raro como Brent, ni demandante y frío como Alec.
— Algo tiene que tener... — indagó Leah.
— Su fetiche son los pies — murmuró haciéndonos reír —. Le gusta que siempre me haga tratamientos en los pies y que lleve siempre las uñas pintadas, además de que ama que use sandalias que dejen ver mis dedos, sí es raro, pero ya me acostumbré.
— ¿Le gusta tocarte los pies mientras follan? — pregunté entre risas. Habría esperado todo de Joseph pero no aquello, era difícil imaginarlo fascinado por un par de pies.
— No, pero siempre que follamos empieza a hacerme masajes en los pies — respondió con simpleza —, cumplo sus fetiches porque él cumple los míos.
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Eternos II: Almas Eternas.
Vampire❝Te había clavado un puñal en el centro del corazón y ahora me tocaba ser a mí la herida. Me habías hecho recorrer el mundo a tu lado, y ahora ya no sé en qué lugar estamos parados. No importan los días, milenios o una eternidad, siempre serás mía.❞...