ALEC LEVINNSON
— Entonces, Alec... — la suavidad de su voz me quitó de mi pequeño trance, a menudo solía perderme en mis pensamientos, incluso podía pasar horas sumergido en mis recuerdos, pero poco a poco iba superando todos mis traumas, lo que no entendía mi familia era que solo necesitaba tiempo porque yo solo iba a unir todos mis pedazos —. ¿Cómo te sientes hoy?
— No tuve una buena semana — le confesé a la doctora Lynn mientras me acomodaba mi traje; la verdad era que aún no entendía porqué seguía viniendo a las sesiones de terapia, no veía muchos cambios después de casi cuatro años, el tiempo no estaba ayudando mucho según mi familia y por esa razón me habían obligado a asistir con la terapeuta. La doctora Lynn era muy buena en su trabajo, aunque me parecía una mujer muy deprimente, siempre estaba sonriendo y era muy amable, lo que a menudo me llevaba a pensar que ella sí necesitaba ir a un psicólogo, pero obviamente la profesional era ella y no yo. Llevaba poco más de medio año junto a ella, medio año en el que ella me había psicoanalizado y yo a ella, conocía todas sus manías y también sabía casi todas sus respuestas, era algo muy cómico a decir verdad.
— Tendrás días mejores — sabía que diría aquello, siempre lo hacía, tal y como yo siempre le daba las mismas respuestas —, ¿por qué no me hablas de tus sueños?
— Sabes que no me gusta hablar de aquello.
— Vienes una vez por semana por casi medio año, Alec — repuso con suavidad haciendo a un lado su pequeña libreta —. Creo que es momento de que hablemos de tus sueños, después de todo es esa la razón por la que estás aquí.
— No hay mucho que decir, te he contado que sueño con ella.
— Con Catherine — reafirmó clavando sus ojos verdes. Lynn era una mujer guapa, muy atractiva ciertamente, del tiempo con que me habría acostado en mis épocas de soltería, claro que nunca me acostaría con una psicóloga, siempre tendían a analizar tu comportamiento luego de pedirles sutilmente que se marcharan y que no te llamaran.
— Sí.
— ¿Por qué no hablamos de ella?
— Te he contado lo suficiente sobre ella.
— Me has contado que se casaron hace casi cuatro años, que fue una relación muy difícil y que mayormente el que arruinaba las cosas con ella eras tú — hizo una pausa clavando sus ojos nuevamente en su libreta —. ¿Por qué crees que tendían a sabotear su relación?
— Por miedo — respondí con obviedad, no era la primera vez que me lo preguntaba, ya habíamos hablado de mi relación con Catherine —, siempre tuve miedo a perderle, a no ser suficiente.
— ¿No te crees merecedor de amar y ser amado?
— Aprendí a aceptar el cariño y amor, y también a darlo — lo había hecho gracias a Catherine, ella me había enseñado que a pesar de nuestros errores todos merecíamos amar y sobre todo ser amados, incluso una persona como yo, con un pasado como el mío.
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Eternos II: Almas Eternas.
Vampire❝Te había clavado un puñal en el centro del corazón y ahora me tocaba ser a mí la herida. Me habías hecho recorrer el mundo a tu lado, y ahora ya no sé en qué lugar estamos parados. No importan los días, milenios o una eternidad, siempre serás mía.❞...