A L E C
- No puede ser cierto, ella no puede morir. - apenas pude escuchar como Brent susurraba una y otra vez aquello.
No sabía qué hacer, me dolía como la mierda saber que a la única mujer que amaba con todo mi ser, había muerto por mi culpa. Por no poder hacer nada más para salvarle. Era mi jodida culpa.
Una vez más lo había perdido todo.
Destrocé todo lo que había en aquella habitación, incluso había roto mi mano al estrellarla contra el espejo.
- Jodida mierda. - tiré de mi cabello, frustrado - Esto es tu maldita culpa. - interiormente sabía que Gretel no tenía nada que ver, pero estaba descontrolado, furioso y roto.
Me acerqué a Gretel ferozmente, con la intención de acabar con ella.
- Alec, detente. - Brent se colocó en frente mío apoyando su mano en mi pecho.
- Quítate o no pensaré dos veces que eres mi hermano.
- Sólo has silencio.
Y en ese momento pude escuchar nuevamente el latir del corazón de Catherine, fue música para mis oídos.
- Catherine - tomé su mano sintiendo como su temperatura corporal volvía a la normalidad, su piel también había tomado color, al igual que sus labios - nena estoy aquí, prometo no dejarte ir nunca más.
Comenzó a abrir sus ojos lentamente, frunciendo su ceño ante la luz de la habitación que comenzaba encandilarla, apretó mi mano y con sus hermosos ojos cafés me miró detalladamente.
- Alec... - su voz salía ronca.
- Tráele un vaso de agua Brent.
- Creo que debería irme. - Gretel parecía estar complacida con su trabajo, y aunque no se lo dijese, estaba agradecido y avergonzado por lo sucedido hace unos minutos.
La acompañé hasta la salida de la casa, en donde mi chofer esperaba fumando un cigarro apoyado al auto.
- Samuel, lleva a Gretel.
La bruja caminó hacia el auto y antes de subirse se giró. - Sabes... creo que eres una persona con suerte y, además, valiente.
- ¿A qué te refieres?
- Conozco todo tu pasado Alec, y no creo que hayas sido una persona muy buena, - sonrió haciendo énfasis en la última palabra - pero así y todo has encontrado a una chica que te ama; no sé si sea porque no le queda otra, o porque en verdad puede ver tu lado bueno... - tragó saliva- Además de tener a una chica como Catherine, has tenido la suerte de que aquel demonio no te haya jugado una mala pasada, pero lo que más me sorprende es que hayas aceptado el trato.
- ¿Sabes cuál fue?
- Menos averigua Dios y más perdona el Diablo.
Pude escuchar la burla en sus palabras, antes de subir al auto.
[***]
- ¿Cómo te sientes? - me costaba mantener el contacto visual con ella, no podía evitar que la culpa me carcomiera.
- Cansada. - la sombra de una sonrisa apareció en sus labios - ¿Cuánto tiempo he estado en coma?
- En verdad no has estado en coma, - nervioso, no pude evitar pasar la mano por mi nuca - un maldito demonio no dejaba que regresaras.
- ¿Demonios? - sus ojos se abrieron sorprendida - No sabía que podían hacer aquello.
- Los demonios que se han ido de la tierra quedan vagando en una dimensión que nadie conoce; algunos sólo buscan molestar, en cambio otros buscan hacer tratos, en el caso de no aceptar un trato ellos se quedan con las almas.
- ¿Y qué aceptaste hacer para que yo me quede aquí?
Podía escuchar la pizca de curiosidad no solo en su voz, sino también en su expresión.
- Creo que es mejor que descanses. - me acerqué tratando de dejar un beso en sus labios a lo que ella respondió corriendo su rostro.
Estaba molesta, y no la podía culpar.
- ¿Cómo se encuentra?
No pude evitar fruncir mi entrecejo al ver a Gabrielle sentada en la mesada de la cocina comiendo fresas.
- Siéntete cómoda Gabrielle, como en tu casa. - la burla tiñó mi voz.
- Vine a ver a mi amiga. - bajó de un salto y luego alisó las arrugas de su falda.
Habían pasado tantas cosas en estos meses que me había olvidado completamente de que Gab estaba embarazada.
- ¿Cómo está el pequeño Alec? - me acerqué a ella colocando mi mano en su barriga, recibiendo pequeños movimientos por parte del bebé.
- Ni sueñes que se llamará así...
Una enorme sonrisa cubría el rostro de Gab, y por un momento, me imaginé que Gabrielle podría ser Catherine y el pecho se me llenó de amor.
- Oh vamos Cath, al bebé parece que le ha gusto el nombre, imagina lo apuesto que será, como su tío Alec.
Nuestra conversación quedó en el aire cuando el aroma de Cath inundó mis pulmones, giré bruscamente y allí la vi, de pie en el umbral de la cocina.
- Cath... - Gabrielle fue la primera en cortar la tensión del aire, al prácticamente abalanzarse sobre Cath. Se abrazaron, claro lo que la barriga de Gab les permitió.
- Bueno creo que debería dejarlas solas, - caminé hacia la salida de la cocina y antes de marcharme miré a Catherine - no deberías estar tanto tiempo fuera de la cama, aún estás débil.
Entré al pequeño despacho de nuestra casa, por más que gustaría pasar el día cerca de ella, sabía que necesitaba espacio.
Me pasé toda la tarde encerrado haciendo papeleo porque nadie los haría por mí, era socio en varias empresas y por más que fuese un vampiro que puede manipular humanos, me gustaba mantener mi mente ocupada.
Unos pequeños golpes hicieron que quite los ojos de las hojas sobre mi escritorio, pude escuchar los pequeños latidos de Catherine detrás de la puerta.
- Pasa. - tenía los nervios a flor de piel, no sabía que decir o que hacer, luego de aquella última noche.
- Creo que, - también estaba nerviosa, lo podía saber por su forma de hablar y mover las manos - deberíamos hablar.
La miré por unos segundos; su cabello mojado y con olor a cereza mojaba su camisa verde, llevaba unos jeans con un cinto negro y unas botas del mismo color.
Necesitaba beber de su sangre nuevamente, me moría de ganas, últimamente me sentía débil y agotado.
Quería hacerla mía en aquel escritorio y por toda la casa.
Necesitaba besarla hasta que mis labios se acalambrasen.
Se sentó frente a mí acomodando su cabello, movió sus labios, pero parecía no poder hablar.
- Creo que te debo una explicación...
- Te escucho. - susurró.
***
Aquí esta el cap! Hubo un error ayer y el capitulo no se podía abrir pero espero no tengan inconveniente.
La foto es de la barriga a de Gabrielle.
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Besos Cam.
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Eternos II: Almas Eternas.
Vampiro❝Te había clavado un puñal en el centro del corazón y ahora me tocaba ser a mí la herida. Me habías hecho recorrer el mundo a tu lado, y ahora ya no sé en qué lugar estamos parados. No importan los días, milenios o una eternidad, siempre serás mía.❞...