Capítulo 22

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Sofia Potter

La salida con Gideon había sido interrumpida por su hermano que lo necesitaba con urgencia así que lo comprendí, cuando tienes un gemelo él es más importante y yo sabía muy bien eso. El se fue disculpándose lo cual me pareció muy tierno y yo emprendí camino a la sala común.

Iba cantando feliz por los pasillos vacíos, mientras jugueteaba con una pequeña franela. Estaba muy contenta puesto que todo había salido bien y también porque cada tarde que pasaba con Sev leíamos juntos y eso me relajaba bastante.

Me apresure para poder llegar rápido a la sala común, me hacía mucha ilusión retomar el libro que habíamos dejado incompleto. Pero toda la ilusión se desvaneció cuando entre a la sala común y vi que Rosier lo besaba y él no hacía nada por separarse claramente no había contacto mas allá del beso pero el hecho de que se quedara ahí me dolió.

Sabía que no debía sentirme así pero con el tiempo que llevábamos teniendo esta relación un poco más que de amistad creí que él me avisaría si le interesara otra chica o algo por el estilo.

No fue mucho el tiempo en que tomaron en separarse pero al verlo me pareció demasiado, mi mirada era una decepción pura y la de él era más arrepentimiento y sorpresa de verme ahí, Davina se fue despidiéndose burlonamente pero no me importo ella, solo miraba al pelinegro que se apresuró a hablar.

- No es lo que parece- se acercó pero lo detuve.

- ¿Ah no?- mi voz empezó a sonar quebrada y triste, sabía que estaba a punto de llorar.

- Ella me beso, lo juro- se justificó rápidamente y en ese momento quise poder creerle pero todas las inseguridades sembradas en todos estos años no me dejaron.

- Pues parece que no tenía ganas de apartarla- mi vista se cristalizaba y al notarlo hizo el intento de acercarse de nuevo- No te me acerques, aléjate- mi voz salió casi en un grito como en uno de los mucho ataques de ansiedad que había tenido.

No quería que me viera así que Salí lo más rápido que pude de la sala común, solo corrí por y sin saber cómo termine en la torre de astronomía llorando y insultándome internamente por o tonta que me estaba comportando.

Llevaba un buen tiempo ahí que había anochecido y por más que llorara el dolor y la decepción que sentía no desaparecían, cada vez me sentía peor al tener esas emociones, no me gustaba sentirlas por eso siempre que las sentía intentaba opacar su dolor con otro. Luché conmigo misma por no hacer lo que tenía pensado, por no buscar una alternativa fácil.

Hacía mucho que no me dañaba, hacía mucho que lo había superado. Pero la idea de no hacerlo se evaporó cuando me di cuenta de que había sido él quien me había ayudado a recuperarme por completo de eso, sabía que era sensible y sabia todo de mi.

- No lo hagas...- me abrazaba a mi misma mientras lo repetía- no lo hagas...- volví a decirme cuando empecé a sacar una navaja pequeña del bolsillo de mi uniforme.

La empecé a girar entre mis dedos y más lágrimas mojaban mi rostro mientras desabrochaba mi camisa y perdida todo el avance que había tenido.

- ¡AHHHHH!- un grito salió de mis labios al primer corte, el dolor que producía me hacia olvidar por un momento el dolor emocional pero luego volvía y no solo volvía por esta situación, volvía por todo lo que había pasado antes. Mis inseguridades apareciendo nuevamente.

Con cada mal recuerdo era un corte y mucho más llanto, cada vez más y más sangre corriendo por mi abdomen lentamente, manchando parte de mi uniforme, hace mucho que había dejado esto que no recordaba en realidad como era tanto dolor y mucho menos cuanta fuerza tenía que tener para poder aguantarlo. Sentía que iba a desmayarme o dormirme realmente estaba cansada, pero en el instante que me había dejado caer en el piso pude escuchar pasos apresurados subiendo las escaleras, alguien estaba yendo ahí y eso era muy malo para mí, tenía que irme pero no tenía fuerzas.

Nuestro pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora