La última luna llena de octubre llego días antes de halloween, la música en aquella sala dejo de sonar, Hyeri se levantó para ver a través de la ventana si la luna estaba en posición ya que sentía la molestia de su lobo queriendo salir.
―Voy a salir. ―anuncio mientras tomaba su abrigo.
―Ya es tarde para salir noona. ―dijo preocupado Yeosang.
―No tardo mucho, solo quiero aire fresco. ―le respondió sonriendo.
―Voy contigo. ―se ofreció Yunho.
―No, tu quédate aquí, no me tardo. ―salió de la sala de ensayos.
Bajo por el ascensor para salir de aquella empresa, tomo la motocicleta para llegar más rápido al bosque y evitar una transformación en medio de la calle y con tanta gente transitando por la misma.
Dejo la moto en la entrada del mismo, camino a paso acelerado hasta adentrarse perdiendo de vista a las personas y comenzar a correr. En su campo de visión se cruzó un venado, se transformó y se ocultó entre el césped y cuando lo tuvo por fin en su radar, se lanzó directo a éste mordiendo su cuello para evitarle la respiración y así darle muerte.
Lo llevo a rastras hasta donde estaba su manada después de darle unos cuantos mordiscos. Al ver a los cachorros salir felices por el gran pedazo de carne que su princesa les llevaba, ella se echó en el césped aun transformada. No podía tardar demasiado o sino los chicos sospecharían que algo sucedía con ella.
Después de estar una hora allí y ver que sus padres se acercaban, transmuto de nuevo y se acercó hasta ellos para saludarlos, no quería escuchar de nuevo las palabras de su papá y sentir la presión de aquella espada. Su madre era más consciente que él.
― ¿Ya te vas? ―ella asintió.
― ¿Hasta cuándo les dirás hija? ―pregunto su madre.
― Cuando crea conveniente madre, no te preocupes. ―respondió dándole tranquilidad.
―Recuerda lo que te dije. ―menciono el hombre.
―No metas presión sobre Hyeri, ya bastante presión ejerces con esto de la presentación a los lobos y a la madre luna. ―fulmino la señora Lee con la mirada a su esposo y la joven sonrió.
Agradecía internamente tener el apoyo y ayuda de su madre.
―Debo irme. ―haciendo una reverencia fue como se despidió de ellos.
En el camino se encontró con Juyeon en su forma lobo, pateo juguetonamente las patas traseras del chico y éste le gruño como respuesta a lo que Hyeri rió por ello.
Subió de nuevo a la moto emprendiendo viaje al dormitorio, después de un bocado de carne que no probaba hace bastante tiempo, era momento de descansar y tomar responsabilidades al día siguiente.
Al llegar al dormitorio nadie le dijo nada, se negó a cenar y se fue directo a dormir, se ducho primero limpiándose la sangre de sus colmillos que oculto y salió ya con el pijama puesta para dormir y esperar a que el astro rey se asomara de nuevo al día siguiente.
al día siguiente
Asomándose los primeros rayos del sol, los nueve ya estaban desayunando y listos para irse a trabajar, cada quien se dispersó puesto que tenían prácticas para fin de año, tenían que estar preparados, aparte de que la presión era al doble y eso a Hyeri no le ayudaba puesto que tenía demasiada por parte de su otra vida así que le era casi imposible concentrarse con tantas cosas en su cabeza.
La puerta del estudio en donde estaba se abrió, era San quien había ido a pedirle si le acompañaba a comprar unas cosas, Hyeri acepto y salió de allí. Durante todo el camino se mantuvo pegada al de cabello largo y tratando de mantenerse a alerta ante cualquier situación que se presentara.
― ¿Quieres helado de fresa o de chocolate? ―le pregunto mirando los envases.
― ¿No hay de limón? ―el chico asintió y tomo el envase.
―Bien, debemos llevar envases de leche porque Yeosang se terminó la última. ―la pelinegra puso los envases de leche en la canastilla.
―Tenemos todo, hay que irnos que después Hongjoong se preocupa porque su retoño anda afuera. ―dijo entre risas refiriéndose a San.
Al estar en la caja para pagar todos los productos que llevaban, Hyeri percibió un olor distinto al que estaba en el supermercado, miro disimuladamente a todas partes cayendo directo en el objetivo; había un chico pálido de 1.80, cabello castaño y ojos grises con olor distinto a todos los de su manada.
Eso significaba peligro.
Lo detuvo antes de que comenzara a caminar hasta la salida, el chico desconocido no se movía, seguía de pie esperando a que los dos se acercaran.
―Sal por la otra puerta. ―le dijo.
― ¿Por qué? ―los nervios del pelirrubio solo estaban aumentando.
―Has lo que te digo, es una orden, obedéceme. ―le hablo con autoridad y el chico obedeció, asustado, pero lo hizo.
El desconocido lo siguió con la mirada y se dio la media vuelta para irse en dirección contraria, Hyeri juro que seguiría a San así que opto medidas drásticas. Alcanzo al pelirrubio cuando el desconocido también lo había alcanzado y éste le bloqueaba el paso sin saber el menor que hacer.
La pelinegra jalo consigo a San para ponerlo detrás suyo mientras se enfrentaba cara a cara con el desconocido. El olor que desprendía era intenso pero soportable. El chico miro a Hyeri, para nada contento, ésta tampoco le ofreció una sonrisa de amabilidad y paso de su lado empujándola con fuerza con su hombro mientras enfocaba mirada en San.
― ¿Qué demonios acaba de pasar? ―pregunto asustado.
―Ninguna palabra a nadie de esto. ―él asintió―. Vámonos rápido de aquí.
Y eso solo sería el inicio.
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ꜱʜᴇ'ꜱ ᴀ ᴡᴏʟꜰ | ᴀᴛᴇᴇᴢ
Fanfiction𝐈'𝐌 𝐍𝐎𝐓 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐇𝐄𝐑𝐄 || ❝Tienes dos opciones: dejar el grupo y salvarlos o dejar la manada y ponerlos al filo del peligro, tu decides el destino de esos ocho chicos❞. Lo que ella no sabía era que existía alguien más astuto que, sin present...