chapter fourteen

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― ¡JUYEON!

Gritó al ver a su hermano tumbado sobre el césped con una herida grave en la pierna izquierda causada por uno de los vampiros contra los que peleaba. Ordenó a dos lobos llevarlo al bosque junto a la manada joven para que lo cuidaran mientras ella seguía junto a los demás peleando con la especie rival.

Al cabo de un minuto, ambos hermanos estaban rodeados ya de decenas de vampiros escondidos entre la oscuridad tomándolos por sorpresa. Los lobos no tardaron en hacer su aparición y, al ejecutar al lobo traidor que los vampiros tomaron como rehén, Hyeri fue la primera en soltar el primer golpe contra ellos.

No sería grato llevar la pelea fuera del bosque. Lo que sucedía allí, allí mismo se quedaría. Ningún humano debía estar expuesto a esto y eso ella lo sabía, pero temía que Jungwon tuviese una mente retorcida puesta en marcha para llevar todo fuera de éste y que alguien ajeno a ambas especies saliera lastimado.

―Si tú haces algo contra un humano durante la pelea, iré a por tu grupo. ―advirtió haciendo que el vampiro se abalanzara con ella.

― ¡Nadie los toca! ―grito al golpear su cuerpo con fuerza estampándolo contra el tronco de un árbol.

Pero ella se levanto enseguida. ―Con patadas no me detendrás si tú no te detienes ahora. ―amenazó yendo hacia él para morderlo con fuerza desgarrando un poco de piel―. Detente y no saldrán lastimados.

Solo que Jungwon sabía el talón de Aquiles de la fémina.

―Si tú vas a por ellos, yo iré a por los tuyos.

Fue una amenaza peor.

Empuño la estaca aventándose contra él, quedando encima suyo y ejerciendo presión en sus manos para encajársela en el pecho. Jungwon ponía resistencia y fuerza para impedir la entrada a aquella arma en su corazón. Ambos con la misma intención de asesinar al otro.

¿Quién iba a decir que aquel chico de cabellos negros como la noche, sonrisa hermosa como un amanecer y hoyuelos tiernos, sería el que declaro la guerra a los lobos? Sumando que es el rey de los vampiros. Absolutamente nadie. Los mellizos estaban buscando en el lugar equivocado sin pensar siquiera que el enemigo estaría tan cerca, pero a la vez tan lejos, escondiéndose entre aquel manto negro ceñido sobre la tierra.

Querían cumplir sus objetivos, pero si alguno resultaba muerto, no arreglaría nada, al contrario, todo empeoraría; sus verdaderas identidades saldrían a la luz, por eso la futura líder quería detener esto a como diera lugar.

Intercambiando golpes, rasguños, patadas y heridas provocadas mutuamente, la pelea no daba decline en las profundidades del bosque. Todos parecían querer acabar con todos. Si Hyeri no lograba convencer a Jungwon, las magnitudes serían peores, pero ¿cómo lograría persuadirlo acerca de su inesperada decisión? Es un vampiro y éstos son bastante tercos al intentar hacerles cambiar de parecer.

―Deja esto por la paz, estábamos muy bien hasta que decidiste iniciar una guerra que puede empeorar. ―declaro la chica ejerciendo fuerza sobre las manos del vampiro teniéndolo debajo suyo manteniéndolo inmovilizado.

Si bien debía apresurarse, la fuerza que ambos poseían eran diferentes y atinaba a que el pelinegro sería mucho más fuerte que ella.

―Mis antepasados fueron demasiado estúpidos al no darse cuenta de lo que hacían. Una guerra deja en claro cuál especie es mejor. ―la tumbo quedando ahora encima sacando sus garras y encajándolas en las muñecas femeninas.

La joven soltó un quejido bajo ante el ardor manteniendo su mirada en él.

―Cada una es mejor en sus territorios, esta guerra solo traerá sangre y muerte, ¡entiende Yang, no sirve de nada todo esto! ―pero sus palabras eran en vano, no le haría caso y mucho menos a un lobo.

La luna se dejaba ver a través de las nubes que cubrían sus ojos para que no presenciara tal escena. Ella debía quitárselo de encima para transmutar para tener cuatro pares de garras con las cuales podría defenderse. Estaba consciente de que bien podría ser mala idea, pero ha estado luchando mucho en cuerpo y estaba debilitando su lado humano, contrario a su forma lobo que ya estaba más que listo para salir.

―Piensa en ellos, ―hablo ___ de manera calmada―, piensa en lo preocupados que deben estar al no saber nada de ti. ―por primera vez, la expresión de Jungwon se relajó al escucharla―. Eres el segundo menor, eres su líder, para ellos eres alguien a quien cuidar y... ―la voz masculina le interrumpió.

―Yo soy quien los protejo a ellos, nada ni nadie puede tocarlos y quien lo haga conocerá la muerte misma a través de mí. ―ataco, armándose la idea de que tal vez el lobo quería hacerles daño.

―Eso lo sé, no necesitas decirme. ―aclaro―. Solo date cuenta que no puedes ir por la larga vida que te queda en declararle la guerra no solo a los lobos sino a las demás especies contrarias. ―ya estaba entendiendo su punto, pero continuo para que quedara en claro―. Jungwon, si tú te ganas enemigos, esos mismos sabrán tus puntos débiles. Harás que ellos se ganen enemigos sin tener culpa solo por ti y quizás no puedas protegerlos tanto como desees algún día, que espero y no suceda nunca.

Mientras a su alrededor, los lobos y los vampiros seguían peleando, con diversos cuerpos de ambas especies tumbados en el césped sin vida y otros heridos, Jungwon se quedó callado, relajando aún más su expresión, bajando sus manos, mirando las claras intenciones que Hyeri tenía con las palabras dichas. En cierta parte, ella tenía razón, sino es que en toda su extensión.

Un aire fresco recorrió ambos cuerpos, el pelinegro sentía esa una señal para tratar de alejarse, calmar toda aquella tormenta que había provocado y cuidar a sus chicos de todo lo que tratase de hacerles daño. Estaba dispuesto a parar todo, ella lo había hecho ver las cosas de manera distinta a como antes miraba todo.

Hubiese parado si un lobo de pelaje negro y ojos esmeraldas no hubiese aparecido a la defensiva cubriendo a Hyeri en modo de protección, quien se sorprendió al ver tal lobo desconocido quien gruñía a Jungwon y afilaba sus garras contra el suelo para irse contra de él después.

ꜱʜᴇ'ꜱ ᴀ ᴡᴏʟꜰ | ᴀᴛᴇᴇᴢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora