CAPÍTULO 3: SÁLVAME

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—¿Quieres dormir o no? —cuestionó Galder. Aaron se sentía fastidiado por el día que ha tenido.

—No es momento para eso, si pierdo de vista a Hillary, estará en problema.

—Qué lío en el que te has metido.

—Te recuerdo que fuiste tú quien me dijo que te siguiera.

—¿A dónde ibas a ir teniendo en cuenta que habías atacado al gobernador de Turán? —Aaron molestó bufó.

—De igual forma ya cumplí con mi parte.

—¿Qué te hace pensar que ha finalizado? Ya sabes cómo es, y ahora teniendo a Asrad como el segundón estará peor la situación. No podrás ir a matarla.

—Te conviene que me ayudes.

—¿Por qué lo dices?

—Tú no podrías matar a Gemma. —Galder se giró junto a la silla mirando de repente, a lo que Aaron continuó— ni de broma lo harías.

—¿Te has enfrentado a la verdadera Gemma? No tendrías oportunidad.

—¿Qué te hace pensar en lo contrario?, ¿lo dices por ser una Groover?, ante los Nazki no son más que insectos.

—Te equivocas, los Groover no tienen que medir fuerza con ningún Nazki para reconocer potenciales.

—¿Por qué no la destruiste esa vez?, ¿qué es lo que esperas?

—Con calma niño, debe estar agonizando. —Aaron se quejó ante el último punto que Galder cerró de la bendita herida que yacía en su cuerpo. Una nueva silueta los sacó de su charla poco emotiva.

—Odio interrumpir, pero me aburro...—La voz del forastero se hizo presente.

Aaron le encargó por unos segundos a Ender que no despegará su ojo de Hillary, entretanto, él permanecía con Galder. Al notar que regresó tomó sus prendas y fue en dirección a la dama, el sujeto se limitó a seguirlo, dado a los sustos que se ha llevado desde que llego.

—No entiendo aquí, intenté buscar un baño y lo que encontré fue una habitación de cadáveres. ¿Qué sucede en este sitio? —susurró con cierto temor.

Aaron no ignoraba que estuviese asustadizo, pero tenía en mente otras cosas que le acaparan su atención.

—¿Puedo saber cómo caminas tan rápido teniendo esa herida en su cuerpo?

—Me he acostumbrado.

—No quisiera aficionarme. Además, ¿quién se adiestra a que le entierren una espada?

—Es una catana.

—Da igual, te corta y deja muerto, muertito. —Al llegar a la habitación de Hillary, Aaron le pidió que bajase la voz, en cuanto la notó descansando cerró la puerta con cuidado por detrás de ellos.

BÉLKASKA: LA ERA DEL DESPERTAR #3 ✔┆FINALIZADA┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora