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Aitara salió con brevedad hacia su despacho, estaba segura de que Damián demoraría, es un señor cuando se trata de actuar con rapidez. Mientras caminaba, Nyam, el ave mensajera de Turán se posó en su hombro. En su pata llevaba una nota, se apresuró a tomarla y así indagar en ella. Al juzgar por la letra, fue escrito por Kan.

Menciona que el poblado de Turán se mantiene bajo alerta, sus puertas han sido cerradas y aunque el pueblo desconoce de que su gobernador ha desaparecido, sienten una gran tensión en el ambiente. Sentía nervios, pero no referente a lo que recién leyó. Yaám informó que estarían en aprietos si llegasen a capturarlo, de por sí, eso sucedería tarde o temprano, y ellos tienen que estar preparados.

La dama llegó a su despacho, y con un movimiento audaz sintió una mano cubrir su boca. Aitara sintió su cuerpo tensarse, no podía mover ningún musculo.

—¿Qué crees que haces? —su cuello se veía amenazado por un arma filosa.

—Cuando dije que mantuvieras la boca cerrada, lo mencionaba en serio, ¿qué tanto te costaba?, ¿eh? —Descendió la punta hasta chocar con la parte baja de sus prendas, donde se encontraba la ropa interior, sentir la filosa punta entre sus piernas, sollozó—. Estábamos bien solos, ¿comprendes? Juntos intentando llevar a este país a la cima, sin que Dalh y Aitte fastidien como solían hacer. ¿Y qué hiciste Aitara? Maldita sea, respóndeme, hija de...

Aitara cerró sus ojos con fuerza, la filosa estaba a nada de atravesar su pierna. No obstante, en el momento menos preciso, el peso de aquel sujeto se disipó.

—Oye, amigo mío, que triste volver a verte. —Una vocecita acaparó su memoria, haciéndola sentirse a salvo tras presenciar un atentado de Airén.

Escuchó el quejido de Airén, y luego de ello un estruendo que acaparó las miradas de muchos transeúntes. El gran ventanal de vidrió estaba hecho pedazos, Aitara no podía quedarse con la duda. Airén intento colocarse sobre sus pies, sin embargo, el peso de aquella silueta le sacó el aire.

—Que maldito hijo de perra eres. ¿Tú?, ¿de verdad? Te ves como la mismísima mierda —Airén tenía la espina de saber quién era, sin embargo, luego de que su capa cayese por debajo de sus cortos cabellos rojos, su temor aumentó.

—¡Pidan ayuda a la policía! —hablaron los ciudadanos—. ¡Hiere al supremo!

Ambos ignoraban lo que acontecía a su alrededor.

—Una cosa que odio, es ver a los hombres sintiéndose superiores ante las mujeres. Te preguntaré algo... ¿Cómo me ves ahora? Airén...—expresó con una sonrisa, el chico trago en seco.

Aitara, quien llegaba a la aglomeración, no podía creer a quien tenía frente a ella.

—Eres esa maldita zorra de Kamphra. —Estampó la espada cerca de su rostro, provocando que una breve grieta se extendiera al lado de ambos, ocasionándole temor al chico— esta vez te mataré, a ti y a todo el que se cruce por mi camino. —La chica tomó su mentón haciendo que le mirará.

BÉLKASKA: LA ERA DEL DESPERTAR #3 ✔┆FINALIZADA┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora