Al pasar cinco años, la era del despertar los azota. Base que da por finalizado el tormento de Gamba, mujer de una deidad inexplicable por debajo de la tierra; ella quién es vencida por la temible catana roja, crea aún más controversias incluso desp...
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En el pensamiento de Gemma, en un mundo surreal, no se le hacía extraño escuchar voces de niños resonantes en su cabeza. Reían sin parar, de tal manera que se volviese contagioso. Ella fue la primera en despertar, las cosas en su memoria han cambiado, esa preocupación que sentía por Noriel se había esfumado.
Por lo lado, Yaám se encontraba junto a Sonne conversando en el hogar de la morena, mientras que la rubia buscaba un par de flores para llevarlas a su residencia, Gian llegó al rato, informando que Gemma había despertado y Gus esperaría por ellos en el hogar de la joven. Hay cosas que deben hablar y es evidente que lo acontecido no se puede pasar por debajo de la mesa.
Junto a Yaám se aproximaron al paraje de Gemma. El hogar de la Groover comenzaba a llenarse. Por más que viesen la cara de ella con disgusto por invadir su casa, era necesario no abandonar el tema. No había necesidad de apartarlo ni dejarlo para después.
—¿Ofrezco té, galletas? —Gus dijo en tono burlón, se hallaba impaciente.
—Cerveza, por favor —aludió Arýx. Damián le acompañó a la alacena dónde Gemma mantenía distintos tipos de bebidas alcohólicas—. Esto debe ser una broma, tiene un bar entero, aquí —decía mientras leía— es una loca.
—Casi me mata, por eso —susurró Damián, mostró un vino fino que se encontraba en el almacén, era similar al que había separado antes de irse de Kamphra.
—Es finísimo, Damián. Yo te mataría si lo hubieses robado —se escuchó la voz de Mena abriéndose paso en la sala, al igual que Simón quien le acompaña. Al tener la zona descuidada por la reunión, Jorjé se encargó de dar informe a los soldados de que debían doblar la seguridad mientras tanto—. Y eso que no soy amante del alcohol.
—Es que...al igual que Gemma, tienes problemas mentales...—sentenció Damián.
—No hay mentiras en tus sucias palabras —pronunció sonriente Arýx echándole un ojo a la colección de la chica.
—¿Bebe desde que es menor? —cuestiona Yaám.
—No. Comenzó a hacerlo dos años después de ser mayor —aludió Mena. Aquello dejó desconcertado a los demás, creando un silencio. Mena los miró de reojo para así girarse y tomar una postura diferente—. ¿Qué?
—¿Dos años después de mayor? No cuadra en mis matemáticas —musitó Yaám.
—Sí, claro, cuando cumplió la mayoría de edad —aludió Mena.
—¡Ten cuidado con la botella! —Arýx expresó casi gritándole de cerca a Damián.
Sin embargo, una breve acción se evitó que la vasija se estampará contra el suelo. Ahora permanecía colgada en la pared gracias a la espada que había sido lanzada desde la puerta.
