Al pasar cinco años, la era del despertar los azota. Base que da por finalizado el tormento de Gamba, mujer de una deidad inexplicable por debajo de la tierra; ella quién es vencida por la temible catana roja, crea aún más controversias incluso desp...
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—¡Sé que viene por mí! —siseó Damián desde su punto ciego, rezaba por no ser encontrado.
Aquella batalla a puños limpios era el caos más grande que podía presenciar la historia humana, si de cierta forma la fuerza llegase a duplicarse optando por capturar su energía estarían fritos. El vínculo que atravesó en un abrir y cerrar de ojos la barrera de niebla que los cubría se esfumó por completo, y con ello destruir los árboles donde sus cuerpos se mantenían casi camuflados.
—Debo pensar en...—Sus ojos se abrieron de golpe al momento en que sintió como la energía vital de una deidad poderosa respiraba en su nuca, haciéndole erizar. Esto no había sido parte de su plan en lo absoluto.
—Hola, Damián. —La vocecita de Gemma se plasmó en su oído. Incluso provocando que su cuerpo no reaccionará al instante, de no ser por la interrupción de Mena, de seguro había sido freído tal cual una papa de comida rápida.
Damián se cubrió con la barra protectora habilitada por Arýx, quien al igual que Mena habían quedado desprotegidos al instante en que los puños de Gemma decidieron estropear el suelo. Abrió la tierra donde había cierta cantidad de árboles.
Una silueta de postura ruda (Nina) se colocó entre ambos llevándose a Damián.
—Dame al pálido con aspecto de vampiro. —farfulló Gemma estando cara a cara con Mena, quien con ayuda de Nina no dudaron en dejarla descansar en ningún segundo.
Esto no podía ser cierto, desgastarla no es algo que logren hacerlo con facilidad. Que su arma restante estuviese en el mismo lugar los hace confiarse. Su hoz de cinco filos no es algo que debe utilizar a la ligera, aunque ninguno de ellos posea un linaje problemático, no quisiera tomarse la molestia de atacarles con la guadaña.
—¿Por qué sudas, Mena? —El gesto en el rostro de la mencionada fue un dilema.
El rechinar de ambas espadas era una potencia inigualable, unido podría incluso sonar como si de una especie de truenos resonarán muy cerca de la tierra. Las chispas que emanaban del mismo son diferentes, la combinación de poder ante cualquier fanático de estas habilidades diría que esto es arte.
Nina explotó todo al acercarse a la morena. El estampido en la cara de Gemma fue fácil de derribar, una simple advertencia de que le estaba hartando, esa chica no se va ni con dos armas letales ante ella. Su cuerpo no cayó al momento, empleó el filo de la guadaña para estamparla en el suelo, frenando la adrenalina del golpe al instante.
—Alguna idea, ¿bello durmiente? —musitó Arýx.
Damián estaba intentando buscar un punto débil. Esta loca no poseía alguno que fuese difícil de tocar; en todas partes sabe defenderse, conoce como proteger su cuerpo y aunque Nina haya logrado golpearle, no ha hecho derramar ni una sola gota de sangre.
