Al pasar cinco años, la era del despertar los azota. Base que da por finalizado el tormento de Gamba, mujer de una deidad inexplicable por debajo de la tierra; ella quién es vencida por la temible catana roja, crea aún más controversias incluso desp...
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La dama Groover caminaba de un lado a otro de la habitación con una tasa de té con yerba buena en ella. Su cabeza les dolía a horrores desde que el equipo solicitó ejecutar un plan para aplazar el juicio; Sonne aportó demasiado en ello, solo que se excedió con un par de recuerdos. Cuando Gian llegó con la noticia, no le tomó por sorpresa, ella maldecía la situación a medida que caminaba de forma exasperante dentro de la sala.
Lidiar ahora con los líderes de sombras es algo que no estuvo presente en sus memorias, a pesar de ser seres insignificantes para ella, es un terrible malestar que le podía costar la vida. El juez no es alguien de fiar, en este mundo, alguien sin habilidades es el peor enemigo que pueden tener. Lyrián podría comprarlos con el garrafal de dinero que tienen y esto sería lo peor que puede acontecer.
De un momento a otro Gemma se detuvo con una sonrisa sínica que le colgaba de un lado a otro.
—Debo admitir que no me gusta para nada esa sonrisa. —indicó Gus luego de ver el rostro lleno de paz de Gemma. Ella tenía órdenes directas de no hacer locuras mientras la siguiente sesión estuviese en pie— ¿Puedes no hacerla? —Gemma tomó la galleta en sus manos haciéndola añicos.
—La gran mayoría conoce que en estos tiempos se busca la seguridad propia, no les importa los demás. Es similar al dinero, mantener una reserva es lo que las personas quieren porque creen que el fin de los días se vivirá hambruna todo el tiempo. —habló el guardián divisándola mientras caminaba, ella replicó:
—¿Qué estúpido guarda dinero en tiempos como estos?
—No seas tonta, debes tener una reserva siempre, Gemma. —Yaám se encontraba sentado frente a ella de brazos cruzados— Solo hay que ser precavidos.
—Claro, lo dicen el joven millonario gobernador desde los catorce años. En efecto, sí, hay que guardar dinero...—aludió con ironía.
—Nicolás lo encontró, ¿debería reportarlo a Sonne? —mencionó Gian. Gus negó agitando su mano.
—Quizá Nicolás ya le haya comentado. —mencionó Gus.
Ella soltó un suspiro lleno de cansancio.
—Saldré un momento, iré a la residencia a ver que tal andan las cosas...—sugirió la dama observando a Gian y Gus. Tomó el camino en dirección a la puerta dejando la taza de té vacía a un costado de una mesita que reposaba cerca del umbral.
—Pero, esta Gamura. —siseó Gus—. ¿No es eso bueno?
—Él da miedo... —confesó Gian.
Todos salieron de la sala.
Hay situaciones que de momento se salían de sus manos, pero podía conectar los puntos si su memoria se mantuviese en calma. Replica en cada instante que debería tomarse un par de vacaciones o dejar las cosas como estaban, no obstante, considera que ha avanzado mucho y que no permitiría que nadie juegue más con la paz que estaban próximo a tomar.
