Al pasar cinco años, la era del despertar los azota. Base que da por finalizado el tormento de Gamba, mujer de una deidad inexplicable por debajo de la tierra; ella quién es vencida por la temible catana roja, crea aún más controversias incluso desp...
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Mena se tomó la libertad de permanecer en cama hasta que su cuerpo lo permitiera, hoy tenía que ir a casa de Simón, dónde seguro se encontraría a Jorjé. El día de hoy se les demanda mucho trabajo, sin embargo, Gényus le ha pedido que se tome las cosas con calma.
Se apresuró en ponerse en marcha para hacer de su día productivo, y sin más se aproximó al hogar de su subordinado Simón. Al tocar más de dos veces y no ver respuesta, se vio en la necesidad de romper la ventana y entrar por ella. Encontró al dúo acostados en el suelo, varias botellas se avistaban a su alrededor, de seguro la noche fue una celebración de quien sabe qué.
Mena tomó un jarrón vacío del mesón dónde reposaban algunas botellas, lo lleno de agua y rocío a los varones.
—¿No tienen trabajo para hoy? —El rostro de Simón era un dilema. Había olvidado que guardan a Gemma—. Lamento mucho importunar, pero cuento con un número de estudiantes al cual debo atender, y tampoco es como que deseo molestar a Sonne. Ella está ocupada en su labor, los demás cumplen con misiones, ustedes son los disponibles y aptos para esto.
Simón se colocó sobre sus pies yendo con prisa a su habitación como alma que lleva el diablo, mientras que su colega se quejaba a susurros con Mena. El joven ni siquiera se percató de como Mena ingresó a su hogar.
—Pero, ella está dormida. ¿Qué daño podría hacer? —dijo entre dientes Jorjé. Mena le miró de reojo evitando a toda costa querer romperle un par de huesos—. Bien, ya comprendo, quizás me toque ser reemplazo de Simón.
—Al igual que tú tienes otros tipos de deberes, Sonne se ocupará de ella al anochecer. Lo cual no le concierne porque su clan es primero —expresó Mena bostezando, quien no ha tenido una semana excelente.
—Va, esto hace que me haga la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que está pasando? —Jorjé de pronto se sentó sobre las sábanas, a lo que Mena se encogió de hombros—. ¿Por qué tanta preocupación? Gemma sigue dormida, no es como si fuese hacer algo.
—Estoy listo.
Mientras Jorjé discutía con Mena del tema, Simón solo hizo desaparecer unos minutos volviendo con sus implementos en mano, seguían luciendo como niños a los cuales había que cuidar o despertar temprano de mañana para que fuesen al colegio.
Simón, en medio de todo, ha sido uno de los más fieles al momento de respaldar a Gemma mientras duerme, tiene sus motivos, y no desea sacarlos a flote. Se despidió del vago de Jorjé para así comenzar su caminata hacia el hospital, dónde esperen el relevo que le corresponde.
Mena acarició los cabellos de su antiguo alumno, dejándolo a las afueras de la galera, donde mostró su identificación antes de ingresar, se despidió de él. Las cosas ahora estaban en sus manos. Simón era uno de los más felices cuando se trataba de cuidar a Gemma.
