Esclava Sexual +18 ©

Epílogo

Febrero 15, 2021

Ana.

Durante meses extrañe a una persona que quería y quiero mucho, podía sentir como día con día mi ser se sentía lastimado.

Todo lo que creí "malo" al final lo termine extrañando. Nadie me dijo que lo que sería una maldita pesadilla, tendría unos hermosos ojos marrones, una sonrisa llena de vida, una personalidad que deja huella en tu ser, la pesadilla termino siendo un hermoso sueño.

Podría convertirse en mi ángel y en mi demonio. Fue más que un simple "amor adolescente", un año después de que me apartaran de su lado por seguir con mi vida, fue duro.

Miraba a mis alrededores y en lo único que pensaba era en verlo de nuevo, todo en mi murió, era como estar ahí pero a la vez no.

Mi corazón estaba con él.

Mi cuerpo no.

Necesitaba abrazarlo, necesitaba cinco minutos más con él, necesitaba solo cinco minutos para convencerlo de no irme. Sabía que se negaría, pero me hubiera gustado haberlo hecho.

Ahora de un año agonizante, luego de un jodido año volveré a Tenerife, pero algo cambió, ahora también quiero quedarme, no sé que es más grande, si el amor que siento por él o mis ganas de estar aquí.

Posiblemente lo entendería pero no sería justo para él.

No hay marcha atrás, mi decisión no va a cambiar... él cuenta conmigo y yo no le voy a fallar.

Me quedaré a su lado.

Miré la puerta frente a mi. Todo acabaría tan pronto, solo unas horas.

Limpié la única lágrima que salió de mis ojos.

— Hola — Samuel entró a mi habitación— ¿Estás lista? — preguntó algo triste.

¿En verdad estaba lista?

Es una pregunta muy fuerte a mi parecer, podía decir una respuesta firme pero luego de unis segundos arrepentirme.

Arrepentimiento es lo que más suele pasarme.

No estoy segura de mis decisiones porque me da miedo equivocarme, miedo a que lo que elija no sea lo adecuado, miedo a sentirme jodida y no poder escapar.

Cerré mis ojos y suspire.

Sentí mí respiración pesada, y un ardor en mi garganta.

— No tengo ni una puta idea — solté dejando escapar de mis labios todo el aire que tenía. Pasé las manos temblorosas por mis ojos, quitando las lágrimas que comienzan a escapar sin control de mis ojos— . Esto es tan confuso.

— Estarás bien — se agacho frente a mi para estar casi a mi altura.

dejé mis pies en el piso, dispuesta a ponerme de pié.

— No lo sé, ya no estoy segura de nada — sorbi mi nariz.

— Esto era lo que querías, esperaste tanto para que llegará este día. Te voy a extrañar y lo sabes bien, ¿pero sabes que me haría plenamente feliz? que tú te largues donde quieras, que seas feliz, con lo que sea que complete tu felicidad, en este caso tu felicidad es él. ¿Recuerdas cuando recién llegabas? estabas muy mal y lo extrañabas, lo querías de vuelta. Quedate muy mal... no quiero sonar injusto, pero piensa en que el también espero un año para verte, no merece que te acobardes — seco mis lágrimas.

Tenía razón.

Dio en el blanco.

Yo estaba olvidando algo.