Cap. 65|¡Bambi!

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Septiembre 20, 2020

Ana.

Los segundos se convirtieron en minutos, los minutos en horas, las horas en días, los días en semanas, las semanas en meses hasta que sin darme cuenta ya había pasado demasiado tiempo desde la vez que vi a Adexe.

No sé a quién agradecer por sacarme de la presión que llegué a tener, a Nau y a mis hermanas por darme ánimos, a Adexe por no dejarme o a mi madre que un día llego a mi habitación destrozada y cansada de verme sufrir. A lo mejor y debería de estar agradecida con todos por no abandonarme, estuvieron ahí para mi. Aún el propio Adexe dejó a un lado su dolor para calmar el mío.

No digo que he sanado por completo, digo que con el tiempo pude recuperar fuerzas y volver hacer la misma Ana de antes, enérgica y llena de vida. He estado tan ocupada estos meses que vuelvo a casa muy agotada.

Las cosas han ido mejorando poco a poco.

Cada noche antes de dormir, tal vez unos minutos antes de hacerlo medito o pienso sobre todas las cosas que me han ocurrido, conocer a los chicos y pasar tiempo con ellos es una de las mejores cosas que me pudo haber ocurrido, por otro lado está el contrato, Diego, su amenaza, sus exigencias, el dolor, la desesperación.

Si bien el contrato en cierta manera fue bueno, conocí al chico de mis sueños y a un gran amigo, pero no por eso todo dejaría de ser una maldita pesadilla, necesitaba mi libertad... la necesito.

Quiero a Adexe no digo que no lo quiera, pero el querer a una persona no es suficiente como para deshacerte de lo demás, querer a alguien no hace que tus problemas desaparezcan y si, puede darme felicidad ¿Pero cuándo no está?

Cuando no está la realidad cae de golpe, sin piedad, sin lastima solo llega y te jode sin descanso, como una puñalada en el corazón.

— Y entonces le dije que sí. —ríen las chicas a mi lado.

Doy una rápida mirada hacia un par de chicas al lado mío. Por dios, ¿Cuándo será el día que no las vea?

— Ana — Me llama una de las chicas, a lo que yo respondí sin verlas con un "¿hmm?"— ¿Tú que opinás?

— ¿Sobre qué?

— Pues que Samuel, si, tu ex-novio me invitó a salir. —sonríe.

Joder, pensé que Samuel tenía mejores gustos.

— No tengo nada que opinar es su vida, aunque si yo hubiera sido él hubiera invitado a salir a una chica mejor —gire a verlas, ella solo abrió su boca más que ofendida e iba a hablar pero no la dejé.— No sé, quizá una chica más tierna y menos zorra. —sonreí y me alejé con una sonrisa de victoria.

Atrás de mi pude escuchar como chillaba de rabia. No estaba celosa si eso es lo que piensan, más bien estaba harta de escucharlas todo el tiempo, no tenía ni idea porque siempre se quedaban al lado mío hablando de que se yo, ¿sexo?, ¿porno?, ¿chicos?, ¿más sexo?, sus voces me estresaban, eran tan chillonas que lo único que quería era cortarles la lengua y coserles los labios.

Me quede en la entrada, tenía que esperar a mis hermanas y era un horror esperar por ellas, no sé que tanto hacen.

— Anita la huerfanita. —dice Samuel llegando a mi lado.

lo miré con una sonrisa y pude mostrarle mi hermoso y perfecto dedo de en medio, este solo se rió como un loco.

— Cállate bambi— rió.

Comencé a decirle bambi porque una vez fui a su casa y mí queridísimo amigo estaba teniendo sexo para cuando el bajo a saludarme sus piernas temblaban igual que bambi cuando estaba en el hielo.

Esclava Sexual +18 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora