Capítulo 14: Tal palo Tal astilla

484 56 29
                                    

René

La secretaria no quiso decir el motivo de la reunión, pero no debes ser un super genio para sumar presencia del director más alumnos siendo golpeados es igual a alumno en problemas.

Primero entra la secretaria para segundos después pedir que pase a la oficina del director, jamás había entrado, pero estoy seguro no debe parecer un juicio de la inquisición: hay 4 señoras, 2 señores y los cinco idiotas acompañados del director junto con la secretaria que está sentada en una mesa al costado del director.

Es fácil descifrar la imagen ante mí Hugo Enrique trajo a su mamá y papá: madre obesa como él, cara enojada y excesivamente maquillada, el padre altura promedio moreno con cara de matón, aunque bien vestido no parece trabajar en campo. Victor viene con su madre, una señora joven tal vez de la edad de mi madre vestida de manera típica complexión estándar.

Juan y Luis con sus respectivas madres que son similares a la de Victor, aunque relativamente pequeñas y más mal encaradas y finalmente el padre de Carlos que es muy alto, moreno, cara de pocos amigos y una mirada seria

- Buenos días – saludo a todos

- Buenos días, René – el director es el único en responder y sonreír – tenemos una situación necesitamos hablar contigo y tus padres – demonios eso no – podemos llamarlos o quieres explicar qué paso ayer – está es mi oportunidad para evitar que mis papás sean llamados

- Claro – estoy tan nervioso que siento mi cara arder – están aquí por la golpiza que me dieron esos cinco el viernes – debo atacar y ver sus reacciones

- No es eso – los padres observan a sus hijos cuestionando con sus miradas – estos chicos fueron golpeados ayer dejándolos heridos como puedes notar dicen que tú y otro tipo mayor los atacaron

- Alguien tiene que pagar por golpear a mi hijo – habla o grita la mamá de Hugo – le rompieron boca y nariz a mi niño

- Te parece justo atacar a mi chamaco entre tú y otro que es más grande que él. Es como si yo te golpeara a ti – el padre de Hugo trata de aproximarse para intimidarme

- Vamos a calmarnos – interviene el director – el muchacho está aquí solo respondiendo nuestras dudas

Al principio estaba temblando y rojo por el miedo, pero ahora escuchar esa estupidez me hace poner más rojo por el coraje que siento correr en mi cuerpo. Inhalo y exhalo de forma calmada para observar al padre de Hugo.

- ¿Justo? Eso debería preguntarle a su hijo que necesita de otros cuatro para insultarme, empujar, golpearme, tirarme la comida, romper mis útiles escolares, mi uniforme – muestro las costuras de mi camisa – y para robarme es eso lo que usted llama justo

Se hace un silencio ante lo que dije los padres observan a sus hijos y a mí que estoy llorando al recordar todo miedo, coraje, impotencia y odio ahogándome desde adentro

- Sus hijos me han hecho la vida imposible por la sencilla razón de que su hermano es menos inteligente que yo – señalo a Hugo – acaso les dijeron que el viernes entre los 5 me golpearon por querer robarme mi dinero

- Eso es mentira – exclama Hugo Enrique seguido de Victor y Juan

Aquí está su verdadero yo, unos cobardes que les tiemblan las piernas ante un regaño de sus padres. Toda su sombra que me intimido está siendo borrada ante la luz de la verdad

- ¿Es cierto, Carlos? – cuestiona su padre

- No, papá ese chamaco está mintiendo

- Sí que son cobardes – hablo en un tono más alto

El niño del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora