Capítulo 19: Imposible

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Wolfgang

Justo cuando creí que habíamos dejado nuestra mala suerte atrás mi niño cae enfermo, lo que me tiene enojado no es que este enfermo es que me haya ocultado su situación

Note algunos cambios en su físico y comportamiento. El primero está más pálido, come y duerme más eso fue mi primer foco de atención él dijo que era porque la escuela le estaba exigiendo mucho así que acepte al grado de no matar a ese bastardo que se atrevió a abrazar a mi compañero en plena central marcándolo con su asqueroso olor a excitación si René no hubiera intervenido, estaría muerto sin duda ese tal Fernando

De esa discusión llegamos al segundo cambio: su actitud cuando sujete a ese tipo mi niño se descontroló empezó a llorar delante de todos, eso altero a mi lobo haciendo que lo llevará a casa donde tomo una actitud agresiva conmigo diciendo que lo maltrate, etc., finalmente recupero su estado amoroso no entendí que diablos paso, pero no quise tentar mi suerte así que lo deje pasar

Esos cambios se volvieron rutinarios, mi mamá está angustiada también por la palidez de mi niño fuimos a un médico que dijo que estaba anémico compramos suplementos igual mi mamá consiguió remedios herbolarios que fueron bien recibidos por René

Supuse que los problemas eran pasados hasta hoy que llegue temprano a la casa porque la obra concluyo, sonidos de arcadas proveniente del baño alertaron de que algo anda mal. Mi niño estaba en el suelo más pálido y vomitando sin control no podía ponerse de pie por los mareos que tiene

No dude en llevarlo al médico en plena consulta admitió tener casi un mes con vómitos, nauseas matutinas, cansancio excesivo y mucha hambre, el médico bromeo que parece una mujer embarazada.

Por mi parte estaba y estoy furioso con René en qué diablos piensa al ocultarme algo así, no entiende que él es mi mundo entero. Programamos hacer unos análisis mañana para tener un mejor panorama

- Wolfi sigues molesto – estoy dándole una sopa que compre

- Sí, no quiero que vuelvas a ocultarme las cosas René. Dijimos que nuestra relación debe haber confianza mutua, acaso yo te oculto las cosas, nada más llegar a casa te cuentos mis actividades porque quiero compartir contigo mi día, aún no confías en mí – quiere usar el llanto – René, cómo crees que me siento al saber que mi compañero me oculta cosas sobre todo que está enfermo

- Lo lamento – limpia sus lágrimas – no quise preocuparte – mantengo la mirada seria – creí que me prohibirías ir a la escuela

- René, si yo pudiera te encerraría para que nada malo te ocurra, pero no haré jamás algo que tu no quieras. Eso no significa que puedas hacer lo que quieras, te amo si te pasará algo, prefiero morir

- No digas eso, Wolfgang, te amo – besa mi mejilla

- No vuelvas a ocultarme las cosas

- No lo haré

- Por cierto, debes dejar los dulces

- Ya te he dicho que no como dulces, me dan nauseas

Su ritmo cardíaco no cambio, entonces por qué huele tan dulce. Pensándolo bien ese olor proviene de su cuerpo entero no es posible que haya dormido entre caramelos...

Decidimos ver una película en lo que esperamos que mi mamá llegue para comer juntos, René tiene hambre a pesar de haber comido recientemente en lo particular me gusta que mi niño esté más llenito sus pompis y pechos se vuelven más suculento. Debo calmarme o me empalmare, diablos, mi compañero, no ayuda mucho

- Qué haces – río con picardía al sentir como se restriega en mi pecho

- Me encanta tu olor – dice oliendo sobre mi pecho – el sudor debe apestar, pero en tu caso parece un afrodisiaco para mí

El niño del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora