Connections - Gruvia

Capítulo 11

Gray se quedó helado cuando vio el objeto puntiagudo. Los últimos días se había dedicado a espiar a cierta maga de agua, se había vuelto un acosador. Juvia le ha dado la vuelta a la tortilla sin darse cuenta, antes ella era la acosadora y él el acosado, ahora, es al revés.

Se levantó a máxima velocidad con los músculos en tensión, se acercó lo más rápido que sus piernas le permitían moverse.

Pero no llegó a tiempo.

Salió sangre de donde había sido clavado la navaja, el muslo. El líquido rojo se extendió manchando la ropa que llevaba.

Riyu se había clavado el objeto a él mismo.

-¡Estás loco! – Exclamó Juvia, y Gray la secundó mentalmente.

"Definitivamente a este chico le falta un tornillo", sin poder evitarlo Gray se acercó a Juvia para asegurarse de que ella se encontraba bien. Y en efecto, así era. Riyu... le viene importando bien poco.

-Cúrame Juvia – La miró a los ojos decidido.

-No pued...

-Sí puedes – Ella apartó su mirada de él.

¿Y si lo hacía mal?, ¿y si lo mataba?, ¿y si agrandaba más la herida o se le infectaba? No podía. Sabía que Riyu lo había hecho para que superase sus miedos y sus inseguridades pero no estaba preparada.

De verdad que no.

Fue a levantarse para solicitar ayuda, pero su amigo le puso ambos brazos sobre sus hombros obligándola a que se quedase dónde estaba.

Juvia lo miró con temor, sus ojos chirriaban auxilio.

-¿Por qué si yo confío en ti, tú no lo haces?, sé que puedes Juvia.

Ella asintió y procedió. No actuaría como una cobarde, Riyu tiene razón, debía tener más confianza en sus capacidades.

Respiró hondo, cerró los ojos y concentró su energía en sus manos, siguió las instrucciones al pie de la letra. Se le resbaló una gota de sudor por el esfuerzo. Pasaron varios minutos que a ella le resultaron insoportables.

Agotada, abrió los ojos y vió la sonrisa triunfal de su amigo.

-¿Viste? Sabía que podías, solo necesitabas un empujoncito.

-Pues vaya empujón - Comentó Gray.

Hacía tanto que Juvia no escuchaba su voz que le desconcentró por un momento, la herida todavía no cerraba del todo. Cerró los ojos una vez más, soltando todo el aire y la herida terminó de curarse. Ahora no había nada, ni rastro del corte. Sin embargo, su vista se nubló por el esfuerzo y cayó desmayada.