14. ¿Disfrutas confundirme?

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¿Venganza?

¿Contra Zach?

Sacudo mi cabeza, intentando tranquilizarme. De lo contrario, saldré de aquí pidiendo explicaciones y me interesa seguir escuchando.

Y quiero hacerlo, porque necesito saber qué le pudo hacer Zach a Sebastian como para que él quiera utilizarme para llegar a él.

—¿Que venganza? —pregunta una de las chicas.

—¿Yo qué sé? —responde Blaire—. Solo sé que, por alguna razón, Sebastian odia a ese chico.

Frunzo el ceño.

Mi amigo es un chico muy tranquilo ¿por qué Sebastian lo odiaría? ¿Acaso es por eso que siempre se ha referido a él con tanto desprecio cuando está conmigo?

—Pero si es tan guapo y atento —añade la otra chica—, y muy agradable con todos. Me cuesta creer que alguien quiera vengarse de él.

—Es cierto —corrobora la otra voz—. Comparto un par de clases con él y es todo un caballero. Lo único que me ha impedido invitarlo a salir es ella, quien siempre está con él.

—Creo que es como su novia oficial o algo así —prosigue la anterior—. No importa con cuántas chicas salga él, siempre están juntos.

La gente realmente sigue creyendo que Zach y yo somos una pareja, donde yo soy realmente estúpida o especial. No lo sé.

—Pues justamente por eso Sebastian la eligió —afirma Blaire—. Pero es todo lo que sé.

Escucho cómo cierran algunas cremalleras antes de que la puerta del pasillo se escuche abrirse.

Me quedo sentada allí, entumecida.

Ahora que se han marchado, es cuando comienzo a sentirme mal. Muy, muy mal.

Triste, engañada, avergonzada...

Son varias emociones que pueden describir a la perfección cómo me siento ahora. Como también el enojo. Enojo más hacia mí misma que al mismo Sebastian. Después de todo, yo permití que las cosas llegasen a este extremo. Con o sin venganza, yo permití que él se acercara.

Salgo del cubículo donde estoy y me miro al espejo.

Físicamente sigo siendo igual a hace unas semanas, a excepción de que hoy decidí no usar gafas, pero emocionalmente, estoy hecha un caos. La tranquilidad que antes me embargaba fue sustituida por dudas, la paz por incertidumbre, la sencillez por lo complicado.

Y todo a causa de Sebastian Lane, quien nunca estuvo realmente interesado en mí.

Salgo del baño justo cuando la campana anuncia el fin del receso. Camino con rapidez por los pasillos, ignorando las miradas de algunos estudiantes que siempre llegan demorados o que simplemente no tienen clases, mientras me detengo en mi casillero para buscar mis cosas y reanudo mi camino. Llego al aula cuando está casi del todo llena y ocupo mi asiento de costumbre.

El señor Cyrus, profesor de biología, llega pronto y comienza una clase sobre neuronas. Pero a pesar de ser mi materia favorita, por primera vez, no logro concentrarme en ella.

Mi mente divaga una y otra vez a Sebastian, a Zach, a Blaire y sus amigas.

A las palabras de Sebastian, a su interés por mí.

La insistencia de Zach para que me abriera a él.

A las palabras de Blaire sobre una absurda venganza.

Sigo sin comprender cómo es posible que odien a Zach. Sigue pareciéndome inverosímil a niveles casi galácticos.

—Señorita Parker.

Mil razones para dejarte ir. Serie Mil Razones 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora