—¡Vamos, arriba! —anima mi madre tras un rato en el que solo me ha abrazado—. Tienes que desayunar y yo debo ayudar a tu padre con las cosas de la barbacoa.
Mi ceño se frunce.
—¿Barbacoa?
—¿Ya lo olvidaste? Lleva toda la semana hablando sobre cómo esta vez él ganará la competencia.
Oh, sí, ya lo recuerdo.
Mensualmente mi papá y el de Zach hacen una barbacoa, donde compiten por ver quién hace la mejor hamburguesa. Alina, mi amigo y yo siempre somos el jurado mientras mi mamá y la de Zach se mantienen al margen porque según ellos, las opiniones de sus esposas nunca serán imparciales.
¿Acaso pueden serla la de los hijos?
Cada mes se repite, ya sea en casa de ellos o en la nuestra, y hasta ahora, si no mal recuerdo, Walter, el padre de Zach es quien va a ganando.
—Cierto, lo olvidé —musito.
Normalmente amo esa competencia. Los padres de Zach son geniales cuando no intentan emparejarme con él, y siempre nos divertimos mucho, pero este sábado mi plan era encerrarme en mi habitación, estudiar para los tres exámenes que tengo esta semana y tomar una decisión con respecto a Sebastian, no sobre quién prepara la mejor hamburguesa.
—Entonces date una ducha, ponte linda y baja, cariño. Ya es casi medio día. —Deja un beso en mi frente y sale de la cama.
Me acuesto de nuevo sobre mi espalda cuando ella deja entreabierta la puerta de mi habitación, cierro mis ojos y pienso en Sebastian, en qué estará haciendo y si como dice Alina estará esperando por mí.
Abro mis ojos para ver hacia mi mesa de noche donde mi IPhone descansa.
Solo tendría que extender mi brazo un poco para llegar hasta él, entrar en WhatsApp y ver si está en línea.
¿Y luego qué?
¿Escribirle?
¿Enviarle una nota de voz?
¿Con qué propósito?
Aún no tomo una decisión.
La conversación con mi madre ayudó a que la balanza se inclinase más hacia continuar con Sebastian, pero las razones para dejarlo siguen haciendo un peso considerable en la misma y no puedo hacerme de la vista gorda con respecto a estas.
Quizás debo hablar con él nuevamente antes de tomar una decisión, como dijo Alina, sin embargo, eso tendrá que ser el lunes porque si hablo con él ahorita, si nada ha cambiado y debemos romper con algo que apenas está iniciando, sé que estaré peor de lo que ya estoy y no quiero tener que arruinarle el día a papá.
Me levanto de la cama de golpe, me quito la ropa y entro al baño y a la ducha donde el agua caliente cae sobre mi cabeza, relajando un poco más mis tensos músculos.
Es increíble cómo todo puede pasar de estar excelentemente bien a ser un jodido desastre, y todo porque sus besos decidieron nublarme la razón, aunque no lo suficiente como para que pudiese continuar hasta el final. Pero haberlo hecho y que luego no pudiese decirme qué siente por mí, habría hecho las cosas mucho peor, eso lo sé con certeza, porque tarde o temprano habría querido saber cuáles son sus sentimientos hacia mí ya que yo ya los tengo hacia él.
Todo lo que me hace sentir no es solo por la atracción física y la química que hay entre nosotros, de eso estoy segura, porque si no fuese así, no estaría sintiéndome tan mal como lo hago.
Quizás soy estúpida por haberme permitido introducir mi corazón en algo que sé que tiene fecha de caducidad, pero, de algún modo, Sebastian logró pasar mis barreras e instalarse allí solo con risas, atenciones, besos y caricias.
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Mil razones para dejarte ir. Serie Mil Razones 1
Fiksi RemajaAlice y Sebastian no tienen mucho en común. Ella tiene muy claro lo que quiere en su vida: graduarse con honores, lograr entrar en la universidad de sus sueños y no enamorarse mientras esto sucede. Él no tiene ningún plan en su vida, vive un día a...