—Entonces ¿va a quedarse? —cuestiona mi mamá.
Asiento, mirando a Alina hablar con él con alegría.
—¿Por qué aceptó la invitación de Alina si había dicho que no se acercaría a ti mientras estabas dudosa? —Vuelve a preguntar siguiendo mi mirada.
—Porque Alina le escribió desde mi celular, él creyó que era yo quien lo invitaba. Pero no a la barbacoa, sino a hablar con él sobre lo que sucedió.
Leí los mensajes que le envió, por eso sabía qué le había dicho.
—Tu hermana me sorprende cada día más.
—No tanto como a mí. —Busco con la mirada a mi amigo quien habla con mi papá y el suyo sobre algo—. Sigue sin hablarle a Zach.
—Algo me contó —murmura mamá—, pero no te aflijas por eso. En algún momento se hablarán de nuevo, ya lo verás.
Desvío mi vista hacia ella, quien está sonriendo detrás de su copa de vino.
—¿Por qué tan segura?
—Porque conozco a Alina y su extraña fijación hacia sus amenazas a base de castración.
No puedo evitar reír ante esto, logrando que Sebastian y mi hermana nos observen. Dejo de reír de inmediato, para ver a Sebastian sonreírme y guiñarme un ojo antes de volver su atención hacia Alina.
—Mmm —murmura mamá—. Interesante.
—¿Qué cosa? —pregunto mirándola.
—Lo que acaba de pasar —explica—. Quizás Sebastian no te diga lo que siente por ti, cariño, pero sus actos dicen que está loco por ti.
—Solo fue un guiño, mamá.
Ella sacude su cabeza.
—Corrió a verte en cuanto pensó que le habías pedido que viniera, no se inmutó en absoluto cuando tu padre lo presentó como tu novio, cosa que no es cierta, aunque...
–¿Por qué demonios ha dicho eso? —pregunto recordándolo de pronto.
Esta vez es mamá quien ríe, pero no lo suficientemente fuerte como para que todos la oigan.
—Creo que Sebastian lo tomó por sorpresa con su presencia, como a todos, y dejó salir las primeras palabras que se le ocurrieron. —Ella le da un sorbo a su vino—. Por suerte para ti, los únicos que se incomodaron un poco con la noticia fueron los Lewis.
—Siguen con una absurda idea en su cabeza de que Zach y yo seremos pareja.
—No es tan absurda —asegura ella—. Como sea ¿en qué estaba? Ah, sí. Se quedó en una reunión familiar a pesar de lo que sucede o no sucede entre ustedes y acaba de mirarte como si quisiera saltar sobre ti. —Su ceño se frunce—. Ahora que lo pienso, eso ha sido un poco intenso ¿no?
—Mamá...
—Sé que insistes en no tener la charla de sexo seguro de nuevo, cariño, pero dime por favor que están siendo cuidadosos.
Mis ojos se abren ante sus palabras y niego con rapidez.
—No vayas allí.
—Tengo que hacerlo —insiste—. Fui joven, sé lo que es tener las hormonas enloquecidas hasta el punto de cegarte, también sé lo que es estar con chicos como Sebastian, en realidad sigo estando con uno. Tu padre me da esas miradas casi a diario.
—Y yo no necesitaba saber eso —replico haciendo una mueca.
—Solo dime que te cuidas, Alice, y te dejaré en paz.
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Mil razones para dejarte ir. Serie Mil Razones 1
Ficção AdolescenteAlice y Sebastian no tienen mucho en común. Ella tiene muy claro lo que quiere en su vida: graduarse con honores, lograr entrar en la universidad de sus sueños y no enamorarse mientras esto sucede. Él no tiene ningún plan en su vida, vive un día a...