[41] Ducha caliente

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[T/N]

Muchos dirían que Dabi no cambió. Dirían que se merece la pena de muerte y todo el odio del mundo por asesinar algunas pocas personas inocentes. Más convivo con Todoroki Toya, alias Dabi, más me sorprende su forma de ser.

-Karin te ama. -Dabi rodea el cuerpo mojado del gatito hermoso con una manta de bebé recién nacido. -Cualquiera que dice que mereces ser asesinado al verte cuidar un gato, diría que no se cree lo que vio. Lo que dijo ese juez no verdad, tienes un corazón de gato.

-¿Dices que soy cariñoso a mi manera?

-Eres... tierno. -y guapo.

-Pero... esa mujer era cercana y yo le arrebate la vida sin saber que era más que una doctora, defendía los derechos de los niños y tenía una depresión que no superó hasta el día de su muerte. -me acerco tomando al bebé gato rodeado de la manta de bebé. -¿Me merezco una segunda oportunidad? Una mierda más no lástima al mundo.

-Me gusta esa mierda de la que hablas. Lo amo y sé que puede avanzar sin pensar en su pasado. -el gato maullla, beso su frente mojada y mis manos me duelen de los rasguños del gatito. -Dice que quiere que sigas vivo, comparte con gusto una pequeña parte de mi cama contigo aunque al despertar me duelan las piernas.

-Pervertida. -sonríe mirando el tierno rostro del gato mojado. -Bañarte es difícil, gato sucio.

-Lo dice el que antes olía a humo. -levanta su ceja mirándome con deseo. -Auch.

-Así es, deja al gato con mamá y te quitas la ropa ahora mismo.

-Pero escucharan lo que hacemos... -esa sonrisa pícara, no le importa que nos escuchen hacer el delicioso, exquisito, rico. -Pervertido.

-Mejor, te espero en la ducha. -ayuda... -Escapa otra vez y te dejo sin poder caminar una semana. -mis piernas resisten pero mi cintura no. ¡Ayuda!

Sacrifico mi cuerpo por placer del bueno, exquisito y rico vapor que sentiré en la ducha. Me dolerá caminar durante las próximas horas pero, vale la pena cada segundo.

Toya entra al baño de visitas secando al gato de pies a cabeza, entró al baño botando al suelo mi bata de noche. Toya al verme sonríe con picardia y dejo libre al gatito, su pelaje seco y limpio, preparado para caminar por la casa. Dabi se saca la camisa entrando en la ducha y me invita a entrar con él, me saco la ropa interior y acepto la invitación. En silencio, Dabi agarra mi muslo derecho apoyando mi cuerpo en el lugar donde cae el agua tibia y usa dos de sus dedos dentro de mi flor, mueve sus dedos mordiendo mi cuello en el mismo lado en el que hizo chupones anoche. Mi turno de dar placer ha llegado, toco la punta de su mini amiguito y lo masajeo escuchando la corta risa relajada del llamado Toya.

-Pervertido. Usted señor Toya es un pervertido. -Dabi ríe escondiendo su cabeza en mi cuello, sus dedos se sienten bien pero... -Dabi, quiero lo que estoy agarrando dentro de mi flor.

-Paciencia loca del gato. -extrañaba ese apodo. -¿Lo quieres? ¿Te mereces la recompensa?

-Mereces el mundo, Toya. -baja mi pierna y saca sus dedos de mi agujero, acerca su boca a mi cuello llevando sus manos a mi trasero.

-Voltea. -aleja sus manos y volteo apoyando las manos en la pared, el agua se calentó o soy yo. -Buena gatita.

Acaricia los lados de mis caderas tocando con la punta mi agujero del trasero, es mi primera vez por detrás, me dolerá. Dabi entra lentamente y me sostengo del colgador de toalla, duele cuando es profundo... Entró, duele mucho pero se siente bien.

-Muévete despacio, duele. -mueve su cintura mordiendo mi cuello, no puedo hablar cuando muerde mi cuello. Me conviene obedecer porqué no quiero caer al suelo del cansancio porque casi me parte en dos la noche pasada, duele tener sexo con un adicto al sexo.

Fuego eterno -DabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora