Capítulo 4: Reclamos.

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Me le río en la cara, y empujo su cuerpo lejos de mí rechazándolo como él lo hizo hace cinco años atrás. Su cara muestra desconcierto, ya que me imagino que él esperaba a la chica que daría todo por él, y no esta que sufría adversidades gracias a sus rechazos.

—¿Más que amigos? ¿Después de cinco años has tenidos los huevos para decirme que éramos más que amigos? Eres una burla, Christopher Morgan.

Me jala de los brazos apretándome contra él sintiendo ese exquisito olor que tienen los perfumes de los Morgan, es irónico como entre todos se odian pero huelen igual.

—Micaela... —Gruñe.

Lo empujo acomodándome mi vestido, como si me ensuciara de él.

—Morgan, es obvio que éramos más que amigos, solo que tú eras un cobarde que siempre huye al amor por ese trauma que tienes con Sara de que te abandonó y esa mierda.

Trata de detenerme al intentar salir del baño.

—No te he dado permiso para que te vayas. —Me vuelve a acorralar, pero la puerta del baño la intentan abrir y a Christopher le da la idea maravillosa de encerrarnos a un cubículo— Eres tan patética, siempre has sido mía.

Él es el único patético, que tiene que recurrir a esos discursos de mierda donde dice que le pertenezco como años pasado, y eso solo me hace pensar en lo solo que esta, ya que la primera vez que me lo dijo, fue cuando Sara lo dejó con Alex y nadie estaba para él, solo Reece y yo.

Siempre recurría a ello, aunque fuera un idiota, desde muy chico me decía sus problemas, no me dejaba ayudarlo, pero aunque sea me decía sus frustraciones, y luego de eso, me abrazaba y me decía que yo era suya. Como diciéndome que no lo dejara, y él fue quien lo hizo, el me dejó.

Se escuchan murmureos de chicas afuera en el baño, me separo de Christopher ya que el cubículo en grande y espacioso, lo ojeo y su rostro está totalmente pálido, su respiración esta lenta y lo que no me había dado cuenta hasta ahora, cuando intenta respirar su aliento llega hasta mis fosas nasales oliendo ese olor tan peculiar; esta borracho.

—¿Estas borracho? —Lo regaño, ya que es peligroso que viniera en su auto hasta acá estando así— ¿Que mierda te pasa, Christopher?

Intento agarrarlo tratando de oler más su aliento, pero aleja sus boca, y no queda más remedio de jalarle el pelo abriéndole la boca dejándolo furioso ya que solo yo hacía eso.

—Me voy a quedar calvo, Micaela. —Gruñe agarrándome las manos— Sigue con esa manía de jalarme el cabello.

Um, eso me hace recordar cuando lo cabalgaba y le jalaba el pelo tirándole la cabeza hacia atrás mientras le mordía el cuello. Sus gruñidos, sus suspiros, sus gemidos, su respiración agitada, y su verga entrando y saliendo de mi coño mojado.

¡Qué maravilla!

—¿Hace cuánto no has cogido? —Pregunta tomándome de la cintura y mis pensamientos se esfuman al darme cuenta de lo que hace— Eh, Micaela.

—Hace tres días, antes de venirme a Londres, aunque probablemente hoy alguien me va a dar una gran bienvenida con una follada de maravilla. —Sonríe pensando que es él— Dominik es tan bueno cogiendo.

La sonrisa se le desvanece tomándome por el cuello apretándolo más fuerte que antes, su mandíbula se tensa y su respiración se acelera descontroladamente.

—¿Qué? —Gruño con sus manos en mi cuello— ¿Pensabas que iba a coger contigo? Recuerda, solo somos amigos, eso fue lo que tú aclaraste hace cinco años.

Me suelta echándose hacia atrás, no me mira a la cara porque sabe que lo que digo es verdad.

—¡Tú fuiste el que aclaró que solo éramos amigos y que yo estaba confundiendo las cosas! —Lo señalo recalcando amigos— Al parecer el que confunde las cosas eres tú, gordito.

Destrucción (Los Morgan) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora