Capítulo 8: Discusiones.

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Mis ojos se van abriendo poco a poco, la luz que proviene de la esquina de la puerta entreabierta me ciega por completo, trato de girarme hacia a un lado, pero una punzada de dolor en la espalda, y mi entrepierna, me deja estática.

Gruño sintiendo un ardor en mi coño, las caderas me duelen, y siento algo incómodo allí.

Me levanto con todo el dolor del mundo de la cama, Reece ya no está dormido a mi lado, se debió haber levantado, tal vez se haya ido.

Camino hasta un espejo, ya frente a él, me fijo en mi cuerpo, tengo el suéter de Reece, y unas bragas blancas. Mis ojos van bajando por todo mi cuerpo ojeando los moretones que tengo en mi entrepierna, mis muslos. Me subo el suéter, jadeo al ver mi cuerpo chupeteado con rasguños en mis caderas, mis senos tiene muchos chupetones notorios al igual que mi cuello.

Va a hacer muy difícil tapar esto.

Me bajo el suéter tapándome y salgo del cuarto caminando hasta la cocina a paso lento, casi arrastrándome.

El dolor en mi entrepierna, espalda y caderas sigue ahí, incomodándome y dificultándome el caminar.

Cuando estoy llegando a la cocina me encuentro con la espalda aruñada de Daddy Reece, está cocinando, veo cascaras de huevos en la pequeña isla en la cocina, me aproximo a él y lo abrazo por la espalda.

Paseo mis dedos por lo rasguños en su espalda, lo escucho gruñir y yo le respondo ronroneando.

—Lo siento. —Le pido al voltearse hacia mí, aún en sus brazos.

Me toma el rostro besándome, le sigo el ritmo desesperada, pero recuerdo que no me he cepillado, me separo dejándolo confundido.

—¿Qué sucede?

Me alejo para responder.

—Es que no me he cepillado. —Respondo y suelta una risa acercándose a mí.

—Pero si antes nos besamos recién levantados, y los dos estábamos sin cepillarnos.

—Pero antes no estaba tan nerviosa como ahora.

Sonríe ojeándome el cuerpo, notando los chupetones en mi cuello y los moretones de sus manos en mi entrepierna.

—Me encantan mis marcas sobre tu hermosa piel, no hay manera en la que las tapes, porque son hechas por mí. —Me toma de las caderas acercándome a él, esconde su rostro en mi cuello besándolo suavemente.

Le agarro el cabello echando mi cabeza hacia atrás.

—Reece... —Trato de seguir hablando, pero sube sus besos hasta mi boca quitándome el habla.

Roza su pelvis contra la mía restregándome el miembro erecto que se carga. Sube sus manos por debajo del suéter tocándome mi piel delicada y desnuda que solo arde ante sus caricias.

—Joder, Micaela, te deseo demasiado. —Confiesa subiendo sus manos hasta mi cuello donde lo aprieta acercándome más a su boca.

Dios aprieta, pero tú ahórcame.

Pega fogosamente sus labios a los míos, está tan necesitado que me toca por todos lados quitándome el suéter, quedo desnuda de mi pecho, y toca las marcas que me dejó, sonriendo y estoy muy segura que disfruta aquello.

Me intenta bajar las bragas, pero el sonido de mi puerta siendo tocada agresivamente lo hace detenerse.

—Voy a ver quién es. —Le aviso acercándome a la puerta.

Quito el pequeño plástico que tapa el huequito en la puerta y suelto un jadeo al ver a Christopher detrás de ella.

Toca otra vez la puerta, y miro a Reece, este entiende lo que le digo con la mirada y corriendo voy a su lado recogiendo el suéter del suelo.

Destrucción (Los Morgan) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora