Capítulo 10: Verdades.

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Me quito las bragas ojeando bien el tatuaje que me hice hace diez años, todavía recuerdo el porqué de hacerlo.

La cola de la serpiente inicia desde el talón de mi pie izquierdo, siguiendo el cuerpo envolviéndose por toda mi pierna, cruzando a mis caderas, subiendo hasta llegar al centro de mis senos, en mi pecho desnudo. Es grande y largo, fue el que más me gusto a la hora de elegir entre mis tantos dibujos de serpientes.

Mis bíceps se hacen más notorios al moverme de lado frente al espejo, es como si el tatuaje hubiera sido hecho para mí, mi cabello rojo cae hasta mis hombros colocándolos allí, pero me los quito mirando mis senos desnudos.

Le doy otros vistazo a mi cuerpo y entiendo porque los Morgan están loquitos por mí, mis caderas anchas, la cintura pequeña a junto con mi abdomen marcado, me giro y mi gran culo me hacen sentir orgullosa.

Mis pensamientos son desechados gracias a que los chupetones en mi cuello son muy notorios y si alguien los viese no tardaría en pensar en la noche apasionada y salvaje que tuve.

Y es cierto.

¡Maldición! Los besos, las nalgadas, las embestidas tan salvajes que me empinó. Como me tomaba del cuello besándome la boca, sus testículos golpeando mi culo, mientras me agarraba las piernas sosteniéndolas en sus hombros.

Mi coño empieza a palpitar con tanta fuerza que tengo que cerrar mis piernas apretándolas, tiemblo sosteniéndome del espejo que refleja cómo me pone Reece Morgan con solo pensar en él.

Su jodida sonrisa ladina cuando consigue lo que quiere, sus coquetos ojos y la personalidad tan jodidamente atractiva que me cautivó cuando solamente era una niña.

Pienso eso, como me enamoré cuando lo conocí, que puedo decir, buenos gustos desde el kínder.

Aunque es turbio como desde niña pensé en como conseguiría que los cuatro Morgan estuvieran a mis pies, veinte años de preparación no se van a ir a la borda por culpa de Christopher Morgan, no estuve para él como para que se vaya con otra mujer o tan siquiera no aceptar las condiciones de mis planes.

Reece ya aceptó y no hay manera en la que se retracte, Thomas hace lo que yo quiera, Alex está verdaderamente loco por mí y Christopher es un posesivo de mierda que me mira como si tuviera su nombre tatuado en mi cuerpo, marcándome como suya.

Camino hasta la bañera metiéndome para darme un gran baño con agua tibia, hoy tengo que encontrarme con Christopher y tengo que darle la cogida de su vida, para que mis planes sigan como lo planeé.

No tardo mucho en salir ya lista para secarme con la toalla, me secó y salgo desnuda a mi habitación encontrándome con Thomas y Reece dormidos en mi cama.

Hablamos hace rato sobre hacer un trío, lo insinué mientras los besaba uno por uno, mis ganas por tener a dos verga de los Morgan dentro de mi coño no me dejan dormir en paz.

De solo pensar las embestidas dolorosas que me han de meter desesperados, me hace doler el coño, y el culo por si las dudas.

La última vez que tuve sexo anal fue hace un año con Thomas, y fue deliciosamente doloroso. Con decir que tuve que faltar al trabajo gracias a que me rajó el culo, no, de verdad, me rompió el culo.

No me pude sentar como por dos meses, estuve una semana faltando al trabajo, y cuando volví me la pasaba parada todo el tiempo, sin tacones, y sin ropa ajustada.

Las bragas reveladoras con hilo estaban prohibidas, cagar era un infierno, y cada vez que orinaba sentía como un fuego me quemaba.

Y no puedo pensar en lo doloroso que sería la verga de Christopher o Alex allí, la de Reece también, pero el sabe controlarse para que lo disfrute de a poco.

Destrucción (Los Morgan) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora