FINAL ALTERNATIVO

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ADVERTENCIA: NO LEER SI NO HAS LEÍDO EL FINAL DE DESTRUCCIÓN, YA QUE CONTIENE SPOILERS.

Micaela Blossom

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Micaela Blossom

Tenía exactamente cinco años cuando me comenzó a gustar Christopher Morgan y desde ese momento las ganas de morirme se habían esfumado como arena en el viento, quería vivir, quería permanecer a su lado hasta que alguno de los dos se fuera al otro mundo, y no importaba las críticas de mi madre, porque yo, a pesar de todo, siempre iba a permanecer a su lado. Claramente eso fue antes que él se alejara de mi e intensificara su vida de promiscuidad, y aunque lo critiqué por mucho tiempo, yo también lo hice, los acostones se volvían frecuentes y ya no había nada que me satisficiera como quería, o como quería que él lo hiciera, ya que lo quería a él.

Quería y anhelaba con todo mi corazón a Christopher Morgan Harts.

Pero aceptaba su decisión, continuamente me había confundido al respecto de sus sentimientos, por ello, muchas veces dudé si él sentía algo por mí, por muy pequeño que fuera, dudaba si me quería por lo menos. Así que cuando se alejó de mí, yo también lo hice de él. Dos semanas después tomé mis cosas y volé hacia Nueva York tratando de dejar recuerdos viejos varados en aquellas oscuras calles de Londres.

Trabajaba día y noche sin descanso, iba a misiones peligrosas que ponían en cuerda floja mi vida, pelee contra miles de criminales cuerpo a cuerpo, me acostaba con cualquier hombre con pene grande que se me cruzara al frente. Ya que, en cualquier momento que descansara, tenía aquellos ojos grises rondando por mi mente, y me dolía, porque por más que hubieran pasado más de cinco años, yo seguía estancada en la misma cuneta, dañando mis llantas por tratar de salir.

Luego tuve las llamadas constantes de Reece Morgan, los mensajes hasta tarde, las visitas sorpresas y las citas clandestinas donde terminábamos besándonos a pesar de fingir que cierta atracción comenzaba a surgir entre nosotros. Los toques, las miradas fugases cargadas de pasión, las mordidas después de cada beso, las sonrisas que iban más allá de una simple relación de amistad.

Sabía, él sabía que yo ya no era aquella Micaela que se sentaba en sus piernas para escucharlo hablar de cómo había logrado ser científico y cuánto le gustaba. Ahora era una Micaela capaz de sentarme en sus piernas dispuesta a cabalgarlo, y él lo quería, su cuerpo y mirada me decía una y otra vez lo mucho que me quería en su cama.

Después de todo siempre había algo que intervenía y ese era su trabajo, no podía quedarse todo el tiempo conmigo en Nueva York y era algo que nos jodía por igual, pero hay alguien que aprovechó eso… aprovechó mi soledad y se apareció una noche donde se suponía que iba a terminar como una reunión de negocios común y corriente. Pero no sucedió así, el destino tenía preparado otra cosa.

Exactamente y con mejor explicación; Alex Morgan acostado a mi lado desnudo al día siguiente en mi cama.

Y así pasaron los días sin poder evitarlo, no me soltaba y no yo dejaba que me soltara, citas extravagantes en restaurantes lujosos, agarradas de manos públicamente, los besos en el cuello, en las mejillas, en la boca, en la coronilla, los regalos especiales, las citas que decían claramente que lo nuestro había surgido de las cenizas cuando se suponía que todo había terminado años atrás en High Garden, pero ahí estábamos otra vez, acostados los dos en mi cama sin dejarnos de mirarnos. Pero como siempre, el boomerang estaba dispuesto a mandarme mi tercera estaca.

Destrucción (Los Morgan) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora