Capítulo 37: Arcoíris.

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Londres me trae muchos recuerdos, y no solo sobre mi infancia con los Morgan, sino cómo fue que me recibió de tal manera que todo lo que puedo opinar sobre Reino Unido es realmente hermoso, las calles, el colegio donde fui con Christopher y Bratt, los amigos que hice, los romances que tuve con millonarios, militares y famosos. Todo en un solo lugar, las misiones fallidas y las que salí en victoria, aunque fueron más en victoria que fallidas ya que jamás aceptaba una derrota como respuesta.

Todos estos recuerdos me hacen sentir bien que mis mejillas se calientan. Mi comportamiento últimamente es muy débil, el cuerpo lo siento pesado y exhausto. Hace tiempo no hago ejercicio y eso me afectara en gran parte cuando haga la misión. Tendré que ponerme a las pilas adelantándome.

No he sabido nada de mi hermana, ni Ilenko, Antoni, nada de ninguno lo que me hace preocuparme, más ahora que recuerdo la amenaza de Braulio Mascherano. Ninguno hace cosas por hacer y es lo que me tiene tan nerviosa. Mi hermana quedó con los Romanov y si Ilenko está planeando algo contra mí, que no entiendo que es ni el porqué, lo hará con mi hermana.

Tengo miedo de que la haya enamorado y esta se venga contra mí, la amo, es lo único que tengo en la vida si los Morgan no estuvieran a mi lado. Regina y Micarla son las únicas que amo más que a Christopher.

Necesito pensar en algo para hacer, no puedo quedarme de brazos cruzados.

Saco mi cartera buscando mi tarjeta para pagar la cita más otra para mañana. La mujer que me atendió recibe y me extiende la factura, no sin antes colocar el pin para autorizar el pago. Asiento despidiéndome de ella, me alejo caminando a la salida, el guardia se despide de mí con una sonrisa y yo aprovecho para salir cuando me abre las puertas.

Enciendo mi celular para llamar a un Uber, pero el sonido de un auto me desconcentra, supongo que no es conmigo pero alguien me toca el hombro asustándome haciendo que mi celular se caiga al suelo. Me agacho a recogerlo para luego girarme ante el hombre que reconozco como Tyler.

—¿Hola?

Este me sonríe alzando una llave.

—El coronel Morgan me pidió que la viniera a buscar.

Se voltea señalando una camioneta negra.

Desconfío por un momento, lo conozco, sé que trabaja con Christopher, pero eso no quita que el hombre troglodita del coronel no me haya avisado. Un mensaje llega a mi celular y la pantalla se alumbra dejándome ver un «Móntate, dejaste tu auto» por parte del nieto de Regina Morgan que me hace suspira.

¿Por qué me hace esto? Solo hace que me adhiera más a él.

—Está bien, gracias por venir a buscarme, Tyler.

Le sonrió consiguiendo que sus mejillas se tornen rojas. Baja la cabeza avergonzado siguiendo su camino al auto. Me abre la puerta trasera y yo me subo, este cierra y camina rápidamente hacia el piloto para montarse e iniciar a manejar. Me recuesto sobre la puerta mirando hacia el sol opaco que no ha querido salir como normalmente lo hace. La nieve cae sobre el auto y los suelos de las calles están blancas y llenas de nieve.

En estos momentos, para estas épocas, la mansión Morgan estaría Regina, Elijah y los demás Morgan adornando la casa solo porque a mí me gustaba la navidad. Todos omiten la existencia de Dios, tienen sus propios criterios y opinión sobre la vida, y pese a que nunca pensé que el 25 de diciembre era el cumpleaños de Jesús, lo único que me importaba era recibir regalos.

Lo sé, es emocionante como ves todos esos regalos debajo de un árbol y no sabes cuál es para ti y si está envuelto el libro que casualmente estabas hablándole a tu abuela, si ella entendería que era una indirecta para que se lo regalaras para estas épocas. Te emocionas tanto, que las lágrimas y el pecho tiene cierto sentimiento profundo.

Destrucción (Los Morgan) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora