Ivy Dean siempre ha sido una princesa con todas las letras y todo el significado de la palabra. Sin embargo tras la llegada de Isabella Swan al recíproco pueblito de Forks, la brillante reina de la secundaria parece ser la única que nota que suceden...
EL RESTO DE MAYO Y JUNIO VOLARON CON RAPIDEZ y se convirtieron en un momento en el tiempo. Y también, en uno de los veranos más emocionantes de Ivory Dean. La compañía de Jasper lograba endulzar un poco sus días y no solamente la de él, sino que solía organizar pequeñas reuniones en su casa e invitaba a Bella, Edward e incluso a Alice, con la idea de intentar mezclar a los Cullen con su viejo grupo de amigos. Ellos no siempre asistían, pero el rubio iba casi todos los días. A veces simplemente se quedaban en el bonito jardín de la residencia Dean, y otra veces como aquella, él la llevó por una caminata al bosque. Eso no sucedía muy a menudo, pues él intentaba mantenerla lo más alejada del bosque posible por los peligros que podrían acecharla.
Jasper sonrió al sentir a la humana refunfuñar por lo bajo, maldiciendo cuando sus botas se llenaron de barro. La observó de costado levantar el ruedo del vestido largo el cuál seguía enredándosele en las ramas y los arbustos.
—Cuando dijiste que tenías una sorpresa... Debo admitir que esto no era lo que tenía en mente —le reprochó ella, soltando un suspiro cargado de molestia. Él levantó las cejas con diversión.
—¿Ah, no? ¿Y qué tenías en mente?
—No lo sé, pero de saber que me ibas a traer a las profundidades del bosque al atardecer... Probablemente me hubiese vestido más conforme a la ocasión —admitió, mientras se acurrucaba más en su chaqueta para darse calor. Si bien era pleno verano, la temperatura poco a poco comenzaba a bajar, y cuando él le mensajeó diciendo que tenía una sorpresa, no tuvo mejor idea que ponerse un vestido largo y cómodo... No tan cómodo como para caminar por el bosque—. ¿Falta mucho?
—No mucho, pero tenemos que salir del sendero para mostrarte lo que quiero mostrarte. Es un poco más en aquella dirección—respondió, señalando el aún más frondoso conjunto de árboles y arbustos. Ella lo miró arrugando el ceño con molestia—. Puedo cargarte, si quieres.
Se mordió el labio y negó, dándole un leve empujoncito. Como todas las veces que hacía aquello, no pasó por alto que no logró moverlo ni un milímetro y que quien salió más afectada de aquel choque, había sido ella gracias a la dureza de su cuerpo.
Estaba consciente de que eso no era normal. Pero después de haber entablado cierto vínculo con Jasper durante todo ese tiempo, estaba consciente de que nada sobre él era normal. El rubio era cauteloso, sin lugar a dudas se mostraba un poco más despreocupado por mantener su secreto que cuando ella no tenía sospechas de que era algo, pero ciertamente aún era reservado con esa parte de su vida.
Ivy lo respetaba, pero a veces la curiosidad le ganaba. A veces intentaba persuadir a Bella indirectamente para que soltara su secreto de manera desinteresada, pero por alguna razón la castaña no cedía ante sus astutos juegos mentales.
