31 días [Sam + Bucky]

Día 26 | Película de terror

Cantidad de palabras: 448
Advertencia: Nada, que viva Halloween

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Sam era un chico astuto cuando se lo proponía. Ese verdadero lado de él era reconocible cuando hacía bromas porque claro que le encantaba asustar a sus amigos, mucho más cuando se acercaban fechas tan importantes como el Halloween. Pero aunque todo eso fuera divertido, ¿qué sería más divertido que asustar a tu novio para que se quede pegado a ti por el resto de la noche?

Sam era un chico verdaderamente -muchísimo, de verdad, bastante- astuto. O al menos eso era lo que él pensaba. Nos gusta su confianza.

Todo tenía sentido en su cabeza: Natasha organizó la noche de películas de terror, todos se reunían después de la escuela, verían películas y asustaría a Bucky por diversión. Easy-peasy.

Y pensaba que se salía con la suya cuando estaban todos sentados frente al televisor y el castaño apretaba con fuerza su brazo cada vez que algún screamer aparecía, la música de suspenso aumentaba y el asesino o personaje principal aparecía en primer plano. Y aunque él también se asustaba, sentir el brazo de su novio lo traía de vuelta a la realidad.

Horas después, mientras los chicos recogían la sala para dejar todo ordenado, Bucky se dirigió a la cocina a tirar basura y Sam pensó que sería el momento perfecto para asustarlo.

De algún lugar, Sam sacó una máscara y se la puso. Siguió sigilosamente los pasos del otro hacia la cocina y, cuando supo que Bucky estaba lo suficientemente distraído, brincó y gritó: —¡BOO!

El castaño se volteó inmediatamente, pero se quedó en completo silencio viendo al chico delante de él.

—Te salió mal el truco, creo.— Dijo risueño mientras pasaba por su lado y seguía ordenando. Sin embargo, aunque pareciera calmado, por dentro ocultaba casi impecable sus nervios.

Sam se sintió un poco decepcionado de que su broma haya salido mal, y comenzó a quitarse la máscara.

—Hombre, de verdad pensé que te iba a asustar-

Pero entonces el grito de Bucky lo dejó callado. Lo vió ponerse exageradamente la mano sobre el pecho y fingir que ese era el gran susto de su vida. Luego de eso comenzó a reír al ver la expresión de susto del moreno. Sam se dió cuenta entonces que lo que Bucky había logrado y frunció el ceño al ver como el otro se reía. ¿Daba más miedo su rostro sin la máscara? Claramente no, pero Bucky no se quedaría de brazos cruzados.

—¡Oye, eso no es amable!— Se hizo el indignado.

—A la otra piénsalo dos veces antes de querer asustarme, ¿eh?

Y a decir verdad, era cierto. El único chico que podía ser más astuto que Sam para las bromas y lo sustos, definitivamente era Bucky.

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