Día 8. Baile lento.

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Entonces, era su quinta cita con la chica más sexy y chic que había pisado Hogwarts, lo había invitado a bailar y él era un desastre con dos pies izquierdos...

Ron se siente bastante jodido mientras trata inútilmente de acomodar su túnica, él habría optado por un traje muggle  ya que Ginny, Hermione e incluso Harry le dijeron que se veía mejor con eso, pero sabía que a su chica no le gustaría y que irían a un lugar enteramente mago, le hacía mucha ilusión que Ron usara una túnica; así que ahí estaba, acomodando esa extraña túnica que no era del todo cómoda, con un corte demasiado elegante para él.

Le temblaban las manos un poco, no quería arruinarlo esta era su noche y después de la última cita donde habían acabado empapados por una lluvia imprevista y ella se había ido furiosa porque la lluvia arruinó su maquillaje, Ron quería que todo fuera perfecto.

Hermione, Harry e incluso a veces Ginny y Fred, le preguntaban porque soportaba tantos berrinches de la pelinegra, nunca contestaba, no creía que entendieran la razón, más simple de la que esperaban sus amigos. La amaba.

La amaba con todo y sus caprichos, sus berrinches, su ego tan inflado y sus ganas de controlarlo todo y a todos para que todo fuera como ella lo quería, amaba sus ganas de ser inefable a pesar de que sus padres se oponían, amaba su bella sonrisa, sus ojos oscuros, su mirada tímida cuando la besaba, por ser tan hermosa, verse tan linda cuando trataba de aguantar la risa por alguna estupidez que él decía o alguna broma muy tonta que se le ocurría, como lo reñía por pararse encorvado o comía con el tenedor equivocado, amaba que siempre terminaban riendo a carcajadas en su cocina después de un día difícil, amaba cada pequeño detalle de Pansy Parkinson. Desde la más pequeña virtud, hasta el más grande defecto.

Así que por ella y el amor que le tenía, Ron hizo un esfuerzo de superar sus nervios. Dándose una última mirada en el espejo, fue hacia su salón, donde estaba su chimenea para ir vía flu a recoger a Pansy.

Un elfo lo recibió en la mansión Parkinson y poco tiempo después llegó Pansy, vistiendo un hermoso vestido palo de rosa, llevando encima una túnica beige de un corte parecido a la suya, Pansy se veía hermosa con su corto cabello negro, enchinado rodeando su cara, que se iluminó al ver llegar a Ron.

Se fueron al exclusivo restaurante donde Harry les había facilitado una reservación. Cenaron, charlaron y se divirtieron. Ron trato de retrasarlo lo más posible, pero al final, Pansy lo llevó a la pista de baile, donde más parejas los rodearon y la banda empezó a tocar una canción lenta, parecida a la que habían tocado en la fiesta donde finalmente se conocieron realmente.

— Se parece a nuestra canción— Dijo ella, después de algunos acordes.

— ¿Nuestra canción? — Pregunto Ron, divertido.

— Por supuesto, ¿A caso lo olvidaste? — Ron rio nervioso, negando con la cabeza. Pansy siguió hablando— Recuerdo que estábamos bailando, yo te invité y simplemente dijiste no sé bailar, yo contesté: "¿Quién no sabe bailar a los 25?" Pero entonces, no habíamos bailado ni un minuto cuando me pisaste.

Con cierta mortificado, Ron recordó lo pésimo que había sido ese baile.

Pero Pansy solo sonrío, su mirada fija en los ojos de Ron, admirado ese bello azul cristalino y sincero; acarició su mejilla algo rasposo por la barba creciente y dijo en un susurro:

— Por alguna extraña razón, fue en ese momento cuando me di cuenta de que me gustabas, fue un baile terrible y aun así... y aun así fue perfecto.

Ron sonrío y se inclinó para besarla mientras siguen moviéndose a desritmo, en medio de la pista, bailando su canción.

Fluff-tober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora